El bárbaro sigue en pie

Cándido Fabré // Foto tomada de Facebook

Hablar de estatus social y musical sería encasillarlo en el pasado, que aunque es inmenso, no es comparable con la revolución creativa con la que despierta cada mañana.
Varios meses lo separan de su tan ansiada tarima, pero este hombre: noble y sincero, este gigante del Son cubano, dueño de más corazones que títulos, no para de componer, no para de cantar, no para de hacer bailar y sonreír a la gente que tanto le quiere, aunque lo confine en casa un virus inoportuno.
Hoy, cualquier artista de su talla no se habría conformado con menos que una gran fiesta, pero a él lo caracteriza su sencillez, su agradecimiento con los que lo siguen, su locuacidad veraz y su bendito Don de improvisar hasta su mismísimo cumpleaños.
Sí, dirán que estoy hablando desde la familiaridad que me une a él y quizás así sea, pero nadie puede negar que ya sabe de quién le hablo, que no puede ser otro: CÁNDIDO FABRÉ FABRÉ.
A usted cantante, improvisador, autor, sonero, figura cimera de la cultura cubana: gracias por la dedicación y el esfuerzo, gracias por el legado. Pero también a usted hijo, esposo, padre, abuelo, hermano, tío, suegro: GRACIAS por el beso afectivo, por el abrazo oportuno, por el regaño estridente, pero sobre todo, por la bondad que no le cabe en el pecho y que nos regala todos los días.
Que la vida siempre lo haga estar Enamorao, Enamorao de lo que hace y de su gente, que la Copa Vacía se llene de amor y salud para usted por muchos años más, sé que el camino No Resulta Fácil, pero tengo claro que Fabré llegó y no se va, y aunque hoy estemos Separao por un momento, Pa que se vaya lo malo y pa esos que siempre critican: El bárbaro sigue pie.

Por Giselle Rivero Roblejo (tomado del perfil Facebook)