Fidel, evocación desde el deporte

Desde sus años de estudiante en el Colegio de Belén a Fidel lo distinguió el entusiasmo por la práctica del deporte, extendido a su etapa de universitario en La Habana, donde practicó béisbol, fútbol y baloncesto.

Esa pasión, y el convencimiento de que se trataba de una actividad necesitada de estar al alcance de todos, animaron sus acciones tras el triunfo revolucionario de 1959, gracias a la cual surgió dos años después el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder).

Elevar la calidad de vida y la cultura de la población a través de estrategias para fomentar y desarrollar el hábito de la práctica del ejercicio físico desde los niños hasta los ancianos, fue una máxima afianzada a partir de su preocupación constante.

«Nuestra Revolución ha establecido el principio de que el deporte es un derecho del pueblo, a lo cual podríamos añadir que el deporte es también un deber del pueblo», dijo al respecto.

«La política deportiva del país se encamina también a desarrollar las cualidades físicas y deportivas de aquellos niños y jóvenes especialmente dotados para el deporte, al objeto de desarrollar al máximo esas capacidades con fines competitivos», añadió en torno a otro matiz de un sector que concibió con visión integradora.

Hoy, cuando recordamos el aniversario 94 de su natalicio, JIT resume algunas de las muchas muestras de cariño y admiración que acompañan a figuras que tuvieron el privilegio de dialogar con él.

José Llanusa Gobel (Primer presidente del Inder):

Recuerdo, en enero de 1962, el primer Campeonato Nacional de Béisbol después del triunfo de la Revolución, fue el primer juego de pelota no profesional en el entonces estadio del Cerro, hoy estadio Latinoamericano. Asistí con Fidel y me dijo en la entrada: «Ve tú primero y dime si hay mucha gente». Al momento regresé y le dije que el estadio estaba medio lleno «¡Medio lleno! ¡Ya ganamos!», dice con el optimismo contagioso de siempre. Más tarde, con Eddy Martin, y rodeado de periodistas, expresó: «Este es el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava»

Ana Fidelia Quirot (Corredora bicampeona mundial):

A raíz del accidente que tuve en 1993, Fidel iba diariamente al hospital a verme. Sus visitas, su preocupación constante, su cariño, las preguntas sobre mi salud a los médicos que me tendían; todo eso hizo que mejorara, que volviera a la vida, que hiciera por vivir.

Alberto Juantorena Danger (Corredor bicampeón olímpico):

«En los Juegos Centroamericanos y del Caribe en La Habana, 1982, el evento que cerraba los Juegos del atletismo era el relevo de 4 por 400 metros. Al reunirme con los integrantes del equipo, les pedí ganar la medalla de oro y regalarle ese triunfo al Comandante en Jefe, pues al siguiente día, 13 de agosto, era su cumpleaños. Las cosas no salieron bien en los tres primeros cambios de la carrera y Jamaica puso a Bertland Cameron en la tercera posta y le sacó más de 40 metros de ventaja al tercer cambio cubano, Carlos Reyté.

Ya en los 20 metros finales levanté el batón y saludé a nuestro Comandante en Jefe, que se encontraba en la presidencia, en las gradas, y le ofrecí lo cumplido: cerrar con broche de oro los Juegos Centroamericanos y del Caribe y dedicarle esa medalla, como homenaje modesto y sencillo por su cumpleaños.

Luego me mandó a buscar y me hizo una broma, cuando esperaba una felicitación, al expresar: «¿Qué tu hacías saludando antes de pasar la meta?, ahí perdiste unos segundos». Con una sonrisa le expresé: Es que estaba dedicándole esa medalla a usted por su cumpleaños, porque usted ha sido la inspiración y el creador de todas las glorias del deporte cubano.

Mireya Luis (Voleibolista tricampeona olímpica):

Recuerdo un encuentro con el Comandante en Jefe en una Mesa Redonda. Estábamos de espectadores y me encontraba sentada a cuatro o cinco sillas de él.

Habían transcurrido como seis meses de mi retiro oficial del deporte activo, ocasión en que me preguntó por qué estaba tan bonita. A manera de jarana, le respondí que estaba modelando. Entonces, en tono jovial, me inquirió: «¿En Italia o en otra parte?». Le contesté que en todas partes.

Al concluir la Mesa Redonda se despidió de nosotros y se marchó

Transcurridos algunos pocos segundos, nos preocupamos, porque volvían los guardaespaldas y pensábamos que algo había ocurrido, él se personó ante mí para preguntarme:

— ¿Mireya, por fin estás modelando o trabajas en la Comisión de Atención a Atletas?

Entonces le interpelé:

— ¿Comandante, usted se acuerda de eso?

Y contestó:

— ¡Cómo que no! aquella vez me dejaste con la duda y se me había pasado preguntarle al presidente del Inder, por eso viré a corroborar mi duda.

Miguel Calderón Gómez (Baloncestista medallista de bronce olímpico):

Lo máximo para mí es haber hablado, estrecharle la mano y darle un abrazo al hombre más humilde del mundo por su modestia, humanidad y salud de hierro.