Máximo Viltres, talento e inventiva que rejuvenece

Máximo Viltres, Macario como le llaman sus compañeros de labor, es un exponente de la ciencia innovadora al servicio de la economía cubana // Foto Denia Fleitas Rosales

Poner la ciencia en lengua diaria es una de las virtudes del manzanillero Máximo Viltres Peña, que a sus 62 años de vida sigue aportando soluciones para asegurar la marcha productiva de la Unidad empresarial de base Aluminios Mecánicos de Manzanillo.

En la mayoría de las máquinas y elaboraciones de la entidad está el sello invisible de su faena creadora, capaz de devolver a la funcionalidad y acrecentar el ritmo de cada medio.

Macario, como todos le llaman en el entorno productivo que le es vital hace 36 años, recuerda sus inicio «en el área donde se fundían los cabezales de los tubos para riego, y a los seis meses pasé a donde me he mantenido hasta hoy: en pailería hago todo lo que venga».

«En los tanques, en las máquinas, en las naves, lo que haya que hacer, reparar una carreta, un camión, mi trabajo se relaciona con todo eso porque soy soldador también. El pailero tiene que ser soldador, saber de oxicorte, dominar los metales para darles el sentido útil».

«Soy mecánico en montaje industrial, y por ahí me guié para la otra rama que son muy parecidas, y desde ese entonces vengo, analizo, pongo empeño, y he aportado infinidades de innovaciones que se han hecho en las máquinas herramientas, y hemos realizado algunas de conjunto con otras entidades como en furgones, contenedores, en el carro de la merienda escolar».

«En pailería hago todo lo que venga» // Foto Denia Fleitas Rosales

Con su forma campechana y risueña, pero sin descuidar ninguno de los elementos que le proveen de seguridad en su puesto, insiste en decir desde la modestia «aunque son varios los aportes, llevan un poquito de todos los que nos unimos para crear soluciones».

«De los trabajos, pudiera decir que casi todos son importantes, destinados a la eficiencia de Alumec, y continúan dando resultados, como la máquina de lama, las que estaban hechas para el tiro de tubos y nosotros las renovamos, las transformamos para que hoy en día se trabaje con la carpintería de aluminio, los mismos sistemas de rodillos que hay que hacerle adaptaciones; es el día a día, y todo se hace porque se adelante y las cosas salgan mejor».

Recuerda con orgullo las horas de labor en Birán, en el museo casa natal de los Castro, en el acuario de Cayo Naranjo, también en la provincia de Holguín; «por encargo de mi empresa, claro, lugares a los que uno va porque hace allí lo que a uno le gusta, a veces pasas trabajo para concretar las ideas, pero aprendes, ganas en experiencia».

En las jornadas laborales Macario imprime nuevas funciones a las maquinarias de muchos años de explotación// Foto Denia Fleitas Rosales

Sin quitarse el casco y máscara de protección camina de un lado al otro, dispone cada elemento a necesitar, toma el electrodo, el soplete, y en un santiamén el arco eléctrico y las chispas emergentes presagian la aleación.

«Actualmente si no fuera por nosotros mismos, porque nos ingeniamos y este aporta una idea, aquel otra, fulano las herramientas, y nos unimos los aniristas para dar salida a las roturas o lo que venga, la fábrica no funcionara, pues todas las maquinarias son de muchos años de explotación, y verdaderamente andan por las cosas que se crean, bajo la mirada de la administración, pero sobre todo el hacer de los trabajadores de talento».

El estímulo a su entrega incondicional, afirma, «sea como sea, material o espiritual, un regalo o un certificado, es de alto valor y lo recibo con la misma satisfacción, porque sabes que reconoce tu obra en la fábrica, que es mi casa, y a la que hecho de menos cuando por enfermedad tengo que ausentarme».

«Hoy debemos seguir poniéndole impulso a ese movimiento de innovadores y racionalizadores, sobretodo fuerza joven, porque vamos envejeciendo; nosotros queremos preparar muchachos nuevos para que el día de mañana nos puedan sustituir».

«Como decía, son maquinarias viejas, pero con gente joven e ingenio, inteligencia, ellas todavía responden y nos permiten avanzar en la producción y dar el aporte al país».

Máximo es uno de los integrantes del movimiento innovador de la UEB Aluminios Mecánicos de Manzanillo con mayor experiencia// Foto Denia Fleitas Rosales

Los 44 años de vida laboral de Máximo Viltres, se sintetizan en «amor al trabajo, cuando no lo hago me siento mal, todo lo que tengo y soy se lo debo a la Revolución, y siento por mi fábrica porque me encaminó desde que llegué con solo 22 años, y aquí he crecido».

Próximo a la edad de jubilación este manzanillero sigue aportando estratagemas que, desde la visión del Comandante en Jefe, son esencia para la actividad económica y productiva del pequeño caimán bloqueado, que ha de levantarse con energías propias.

Con sus palabras siempre optimistas, Macario rejuvence en su vejez, y acredita que el talento y la capacidad inventiva de los cubanos es su principal herramienta.