Mujer rural: unión de fortaleza y ternura

Este 15 de octubre cuando se celebra el Día Mundial de la Mujer Rural, muchas han sido las cubanas que el alba sorprendió junto al surco, con sus útiles en manos.

Cual semilla que germina gracias al esfuerzo diario, son estas féminas dignas de admirar. En ellas moran disposición, constancia, actitudes que se bifurcan para cumplir la misión maternal, doméstica, y responder al llamado patrio de hacer valer la tierra con la obtención de frutos.

En pleno desafío a los rayos del sol, colman de ternura cada parte del suelo que labran, producto que cosechan, ser vivo que alimentan. Y con pasión y rebeldía, sin temores ante los sacrificios arrean los animales, empuñan el machete, desbrozan el camino.

Al caer la tarde retornan al hogar y dan alas a la comprensión y el cariño. Hijos, padres y esposos encuentran en su pecho férvido tanto el consejo oportuno, consuelo a los pesares, como la alegría y el amor, que se subliman en un beso, una caricia, o en el arrullo nocturno que da la bienvenida al sueño.

Ni el trabajo pesado la detiene. Se le puede encontrar recogiendo café en la montaña, conduciendo un tractor o maniobrando una máquina. También, su aroma está en la leche que extrae de las vacas, y su sabor en la comida que elabora para nutrir al mundo. Detrás de rudos golpes y en el hierro forjado está su huella.

Hoy, millones de ellas a nivel mundial son pobres, y no tienen acceso a los recursos básicos. Sin embargo, las féminas cubanas constituyen una fuerza clave en la producción alimenticia y en la cimentación de esta sociedad. Las asociadas a Cooperativas de Producción Agropecuaria y de Créditos y Servicios, son muestra de ello.

Desde el triunfo de la Revolución en enero de 1959, ocupan por voluntad propia la primera fila en todos los frentes de batallas. Asociadas a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), se han convertido en las promotoras de gestos tan sensibles como el ofrecimiento de sus entrañas para salvar vidas. Y más allá del esfuerzo físico, reciben y brindan el néctar del saber.

El protagonismo que han ganado en la agricultura urbana y suburbana, como campesinas, dirigentes, investigadoras, dice de la entereza y calidad humana que las modelan. Así, ocupan las mujeres el 49 por ciento de la fuerza laboral de la nación en el sector estatal civil; el 48,6 por ciento de los dirigentes, el 67 por ciento dentro de la fuerza técnica calificada del país, y se erigen como beneficiarias de la obra social que igualmente construyen.

Aunque el sudor inunda sus frentes mientras entregan la fortaleza de los cuerpos, conservan la gracia femenil y el encanto de la jovialidad. Sus cabelleras aduladas por el aire, labios teñidos, andar seguro, y la suavidad de los dedos, son las dádivas más halagüeñas que reciben nuestros campos; que en agradecimiento les conceden sus frutos y permiten disfrutar la fragancia de sus flores silvestres cada mañana.