Manzanillo. Julio 3.- Cientos de profesionales de la salud pública cubana, colaboran por todo el mundo, con el bienestar y la atención médica en los más inhóspitos parajes, interponiéndose a la cultura, religión, credo, situaciones climatológicas, diferencia de idiomas y formas de vida en general.
“Es una experiencia inexplicable”, comenta vía internet, la licenciada en enfermería Miladis Cruz Montero; esta manzanillera se siente útil en la labor que realiza; hoy nos cuenta un poco de su trabajo fuera del país.
“Llegue a Venezuela 16 de diciembre del 2018 desde entonces trabajo en el estado de Guarico municipio Chaguaramas, los primeros días fueron muy duros, me tenía que acostumbrar a una forma de vida diferente a la que ya conocía, enfrentarme a varias barreras en la manera de hablar de estos pobladores, de vida y aparejado a esto la lejanía con mi familia”.
“Desde que llegué me he llevado bien con mis compañeros aunque la convivencia en ocasiones es difícil, todos no tenemos la misma costumbres, son muchas formas de vida diferentes pero en sentido general nos sobrellevamos unos a otros para disipar todo eso y hacer más amena la estancia en este lugar al que vinimos a ayudar y a prestar nuestro servicio, esa es nuestra razón de ser aquí; las casa no tiene las mejores condiciones pero nos sentimos bien.
En el trabajo, es muy gratificante ver como las personas ya nos aceptan en su mayoría y nos quieren, es bueno me gusta mucho, aquí hemos visto tantas cosas que en Cuba no, la vida es muy diferente en todos los sentidos, las personas al inicio de estas misiones pensaban que se les cobrarían los servicios médicos, ellos no entienden como una pequeña isla económicamente bloqueada y que ven por la televisión que tiene escasez de muchas cosas, puede regalar las atenciones médicas, tan costosas en todo el mundo e inaccesible hasta el momento de la llegada de la misión para ellos”.
“Ahora nos encontramos enfrascados en la lucha contra la covid-19; hacemos pesquisas casa a casa diariamente en los diferentes barrios del municipio con todos los medios de protección, estamos ayudando a la detención de esta terrible pandemia que cobra la vida a miles de personas en todo el mundo, aquí hemos logrado que los embates de la enfermedad nos sean tan fuertes como en otros países latinos donde el índice de contagios y muertes crece por día, en las visitas les damos charlas a los pobladores de cómo deben actuar y protegerse”.
Esta mujer, trabajadora aquí en Manzanillo, de la policlínica número uno Francisca Rivero Arocha, tiene recuerdos que marcan su vida y forman parte de su experiencia; “la anécdota que más me gustó y atesoro en mi corazón, fue cuando una gestante dio a luz, su bebé se encontraba con un sufrimiento fetal, fue un parto complejo y difícil, el pequeño estaba delicado, el pecho a mí se me apretó de ver como aquella criaturita tan inofensiva luchaba por salir; cuando logramos recuperarlo y entregárselo a su mamá en buenas condiciones, no puedo explicar la mezcla de sentimientos encontrados que habían dentro de mí ese día, solo puedo decir que me sentí muy feliz de recuperar una nueva vida y que su madre pudiera disfrutarlo sano y salvo”.
“En fin me siento bien de estar cumpliendo con mi misión y ayudando a la República Bolivariana de Venezuela, en este puesto, siempre en primera fila de combate y dispuesta para enfrentar lo que sea necesario y cumplir con las tareas que la dirección del Ministerio de Salud Pública de Cuba y la dirección del país me asignen”.
Así como Miladis, son muchos los profesionales cubanos que diseminados por todo el orbe, pueden contar su experiencia de solidaridad, y cumplen lo planteado por el líder de la Revolución cuando dijo que seríamos capaces de llevar a cada rincón del mundo médicos y no bombas.
Fotos cortesía de la entrevistada
