Trump visitará ciudades de EE.UU. golpeadas por mortales tiroteos, donde podría recibir una fría acogida

El presidente de EEUU, Donald Trump. Foto: EFE.

El presidente Donald Trump dio un nuevo paso para asfixiar a Venezuela: firmó el lunes a la noche una orden ejecutiva para congelar los activos venezolanos en Estados Unidos. “Todos los bienes e intereses del gobierno de Venezuela que se encuentran en EEUU están bloqueados y no pueden transferirse, pagarse, exportarse, retirarse ni negociarse de otra manera”, afirma el texto.

La decisión anunciada por Trump se conoció pocos días después de haber anunciado que evaluaba la posibilidad de imponer una “cuarentena” contra el país. De esta manera Venezuela ingresa a la lista de países que enfrentan represalias de Washington, entre ellos Cuba, Irán, Siria y Corea del Norte.

“Es la primera vez en 30 años que usamos un congelamiento de bienes contra un gobierno en este hemisferio (…) Funcionó en Panamá, funcionó en Nicaragua una vez, y va a funcionar allí otra vez, y va a funcionar en Venezuela y Cuba”, afirmó el asesor de Seguridad, John Bolton, este martes de la ciudad de Lima.

La medida de carácter económica es un escalón más en el camino iniciado a partir del decreto presidencial firmado por Barack Obama en 2015, que fue en escalada hasta alcanzar este año los mayores niveles que puede alcanzar un bloqueo económico. En ese camino fueron congeladas cuentas del Estado venezolano en EEUU, robado activos como los de la empresa petrolera CITGO, de la cual PDVSA es la mayor accionista, cortadas cadenas de importación de alimentos, entre otras acciones unilaterales.

La decisión fue celebrada por la mayoría oposición venezolana, como el mismo Juan Guaidó, quien aseveró que la misma no afectará a la población venezolana, sino únicamente al gobierno.

Bolton, quien acudió a la reunión convocada por el gobierno de Perú como parte del Grupo de Lima aseguró: “Estamos dando este paso para negar el acceso de (Nicolás) Maduro al sistema financiero global y para aislarlo internacionalmente. Pero también le estamos enviando un mensaje a terceros que quieran hacer negocios con el régimen: actúen con extrema cautela”.

La decisión de Washington se conoció una semana después de que el gobierno bolivariano y la oposición hubieran celebrado su quinta reunión en Barbados, con la mediación del gobierno de Noruega. Al respecto, Bolton afirmó: “No caeremos en estos viejos trucos de un dictador agotado, el tiempo para el diálogo terminó, es tiempo de la acción”.

De esta manera el gobierno norteamericano dio en 24 horas dos señales con una dirección única: el ataque a los diálogos de Barbados y el doble asalto económico contra el gobierno de Venezuela, como afirma Washington, pero en realidad contra el conjunto de la economía y la población venezolana.

Al mismo tiempo, las declaraciones de Washington apuntaron contra los gobiernos de Rusia y China, al afirmar que el apoyo al gobierno venezolano “podría afectar el pago de su deuda después de la caída de Maduro”. La dimensión geopolítica cobra un papel central, ya que el apoyo de ambos gobiernos al orden constitucional y, en consecuencia, a Maduro, han representado un soporte diplomático y económico, así como de disuasión, para enfrentar las diferentes acciones norteamericanas.

El gobierno venezolano, a través de la cancillería, calificó la orden ejecutiva de Trump de “nueva y grave agresión”, y la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, sostuvo en rueda de prensa que las sanciones “afectan a las entidades públicas y privadas y la disponibilidad de divisas de las que dispone el país, violan completamente el derecho internacional y ponen en peligro la vida de los venezolanos”.

Las acciones de EEUU buscan acelerar los tiempos para forzar, como afirman, la salida de Nicolás Maduro antes mismo de realizar las elecciones presidenciales. Las diferentes operaciones de asedio se multiplican: diplomáticas, militares (con vuelos no autorizados sobre espacio aéreo venezolano), económicas, y la amenaza a los países aliados a Caracas. La opción del diálogo con resolución acordada no aparece, entonces, sobre la mesa de opciones norteamericanas en esta fase del conflicto.

(Tomado de Página 12)