
“Ya me adapté al pago por transferencia, es una ventaja traer todo en una tarjetica; mejor que un bulto de billetes ocupando espacio en la cartera”, dice Lidia, mientras realiza el pago de una compra de productos varios a un trabajador por cuentapropia.
“En mi trabajo preferimos que nos pague la económica, cuando esté el efectivo. Mejor pájaro en mano… y no la tarjeta, porque en los bancos es una odisea para sacar dinero, y los cajeros ya son casi para consultar saldo”, comenta un trabajador de la fábrica de asfalto caliente, mientras hace la cola en una de las sucursales bancarias de Manzanillo para extraer “lo que se pueda, si la corriente nos deja”.
De estas, cientos encontradas. Opiniones de quienes reconocen la bondad de este proceso de bancarización de las operaciones y ponderan el pago por medio de las pasarelas electrónicas; y los criterios desfavorables de aquellos que, tal vez sabiendo sus ventajas, se enfocan en las limitaciones tecnológicas para la implementación, y en el riesgo de no contar con el efectivo para solventar algunos pagos que necesariamente requieren de moneda en mano.
En todos la razón. Ante las nuevas circunstancias de la economía cubana y el irrenunciable proceso de avance tecnológico en el orbe, la Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba (BCC), publicada en Gaceta Oficial el pasado 2 de agosto, busca impulsar la utilización de medios de pago tradicionales, como el cheque y la transferencia, los canales y medios electrónicos de pago, como opción más directa, rápida y segura.

Sin embargo, el proceso encuentra para su aplicación con limitaciones en el orden de infraestructura tecnológica y económica, que laceran la efectividad de un paso indudablemente de modernidad, pues la bancarización busca propiciar el acceso a todos de los servicios bancarios, comerciales y financieros utilizando en mayor medida los canales electrónicos de pago.
Felicia López Alba, directora de la sucursal 7611 del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) en Manzanillo, en declaraciones previas, señalaba que este no es un proceso nuevo, que comenzó desde 2020; y aunque la banca está en el centro de la implementación, debido a la reducción de los niveles de dinero, potenciar el uso de las diferentes opciones compete a todos para crear una cultura financiera y digital que impulse la acertada aplicación.
Pese al complejo escenario, estadísticas nacionales respaldan el incremento de estas vías digitales para la realización de transacciones. Un número creciente de cubanos se adentra en las opciones de Transfermóvil, EnZona, y del código QR para pagar sus servicios básicos como la electricidad, el gas, en algunos lugares el agua, y para la compra-venta de productos y servicios, incluso en las conocidas bodegas.
Igualmente, para complementar la extracción de efectivo de las magnéticas, aquellos comercios que reciben a diario efectivo de sus clientes ofrecen el servicio de Caja chica, y de acuerdo a la disponibilidad de este los manzanilleros pueden extraer hasta cinco mil pesos por día.

Mayra Proenza, de 62 años, valora que, “debido a la situación de los cajeros que no tienen dinero y la afectación de la corriente, esta es una oportunidad satisfactoria. Yo tengo mi tarjeta de jubilación y voy a las tiendas como La Fuente, La Granada, y de acuerdo ellos van vendiendo uno espera en su colita y te van dando el dinero. Hay que entender que según recaudan te pagan, y es positivo”.
Con solo dos meses del inicio de esta medida económica en el país, las operaciones por caja extra crecieron de agosto a septiembre en 1,8 veces, publicó recientemente el periódico Granma. Y la Unidad Empresarial de Base La Granada, del comercio en Manzanillo, es un ejemplo de los válidos para afianzar la bancarización.
“No tenemos límites, la cantidad que seamos capaces de recaudar entregamos a quienes vengan- detalla Elisa Figueredo Soler, directora de La Granada. En agosto entregamos por caja extra casi tres millones de pesos, y en septiembre superamos los dos millones 700 mil pesos, o sea que está funcionando, y el pago en línea incluso a personas que no tienen el conocimiento se les explica por nuestras dependientas, y lo realizan”.
“Tanto es así que desde que iniciamos esa actividad ya no se va a depositar al banco, todo el dinero se entrega al usuario, y así les facilitamos resolver su necesidad”.

“Quizás por el tema de las conexiones algunos no estén satisfechos, porque se dificulta, sin embargo, la mayoría sí, por las facilidades que les brindamos en este sentido para que extraigan su dinero; y estamos para eso, para que se vayan a gusto y con ganas de volver a la unidad”.
Odalis Paneques Ramos, una de las dependientas, asegura que “al principio fue difícil pero aprendimos, nos acostumbramos, y ya es fácil; y lo hacemos con la satisfacción de ser útiles a los manzanilleros”.

Seguir el camino para enmendar los fallos es un reto de esta actualización, que se enfrenta a cuestiones como la ausencia de terminales de puntos de venta (POS), u otras como la referida por Marle Vázquez Batista que, si bien aplaude la medida, ha chocado con la imposibilidad de extracción de tarjetas emitidas por el Banco Popular de Ahorro (BPA) en las bodegas del Comercio Interior; o las negativas de recibir estos pagos por algunos actores económicos debido a la necesidad que tienen del efectivo para la compra de las materias primas básicas de sus negocios.

Tomar el pulso de esta medida, de su implementación, corregir los detalles que laceran sus ventajas como opción para efectuar compras y pagos desde la comodidad del móvil o la computadora en casa, es imperioso para que logre el impacto deseado en la sociedad y economía cubana.