
Celia Sánchez Manduley fue mucho más que una combatiente; fue una revolucionaria de cuerpo entero, una estratega, una organizadora que representa la fortaleza de las mujeres cubanas. Cada enero recordamos su legado, que perdura en el corazón y en la memoria de su pueblo.
Muchas eran las cualidades de la Heroína de la Sierra y el llano, entre ellas destacaba la intuición, la sensibilidad e inteligencia, aptitudes que le sirvieron en los difíciles momentos de la guerra contra la dictadura batistiana.
Se incorporó a la lucha clandestina, meses antes del desembarco del Yate Granma, apoyando a Frank País en la estrategia trazada en las ciudades. Esto la llevó a conocer cada rincón del llano manzanillero, donde creó vinculos y contactos importantes.
Desafió los roles tradicionales, ya que fue de las primeras mujeres en convertirse en soldado combatiente del Ejército Rebelde. Desarrolló además importantes misiones en el abastecimiento de la guerrilla y fue artífice de la fundación del batallón femenino Mariana Grajales, que operaba en la zona de La Plata en la Sierra Maestra.
Después del triunfo de 1959, Celia asumió múltiples responsabilidades con la misma entrega y pasión que caracterizaron su lucha. Como Secretaria del Consejo de Estado y diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, demostró su compromiso en la construcción de una Cuba más justa y solidaria. Su trabajo trascendió las funciones burocráticas, dejando una profunda impronta en numerosos programas sociales y proyectos de desarrollo nacional.
A solo días de conmemorarse 45 años de su partida física, podemos decir que existen muchas Celias, mujeres fuertes, valientes, profesionales, que desde sus trincheras siguen su ejemplo. Honrar su memoria es honrar la Revolución Cubana.