Reconocimiento al esfuerzo en medio de la adversidad

Foto: Marlene Herrera
Foto: Marlene Herrera

Una ciudad limpia es reflejo de higiene y por consiguiente  es muestra de salud, y si bien los servicios comunales en el municipio atraviesan una situación casi extrema, vale el reconocimiento a quienes se mantienen y hacen una labor titánica como parte de este gran ejército.

Sí, talvez a quien lee le parezca absurdo ante la imagen que lamentablemente tiene hoy Manzanillo respecto a la limpieza, a los servicios necrológicos, y a la recogida de basura, sin embargo, esos hombres y mujeres que sin recursos van detrás de una gastada escoba, o dan la cara al doliente en la funeraria, lejos de ser culpables de la situación, en muchas ocasiones son también víctimas.

El ser barrendero, o sepulturero, es un oficio necesario y de indiscutible valía para toda la sociedad, y por eso hoy se han mencionado nombres como Rafaela Escalona Macías, con 25 años de labor en el sector;  Yamirka Ortiz Brizuela, o Gonzalo Almanza Milanés, quien en sus 43 años además de la limpieza del parque ha laborado en la fábrica de coronas y el jardín de flores, y pudieran ser muchos más entre los cientos que se dedican a esta humana faena en el municipio.

Y para hacer honor a la verdad, hay que reconocer que la otra cara de la moneda ante tanta suciedad es, que detrás de algunos basureros está la acción de los vecinos que sin escrúpulos de ningún tipo, llevan sus desechos y los depositan en la esquina aunque el carro haya acabado de recoger; quienes a pesar de que el trabajador de comunales haya barrido la calle, votan basura y vuelven a ensuciar, y por supuesto con su accionar atentan contra la limpieza de la ciudad y la higiene en sentido general.

Exigir al gobierno porque la recogida de la basura sea con la frecuencia necesaria, que se eliminen los vertederos en las esquinas, que se resuelvan las dificultades para dar una digna sepultura a familiares y amigos, debe de seguir siendo un pedido de la población, lo que no está reñido con el reconocimiento a estos hombres y mujeres que cada amanecer salen con carencias, con insatisfacciones,  pero con deseos de trabajar honradamente a cumplir con su deber de higienizar.

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