Enrique Vilar: un internacionalista manzanillero en tierras rusas

Hecho por: Eliexer Peláez
Hecho por: Eliexer Peláez

Un día como hoy en 1985, el Consejo de Estado de la República de Cuba decidió otorgar la Orden Ernesto Che Guevara de primer grado post mortem al manzanillero Enrique Vilar Figueredo, un reconocimiento que resalta la importancia de su contribución no sólo a la Revolución Cubana y su legado en la historia de nuestro país, sino al valor del internacionalismo forjado desde nuestras raíces.

Este tipo de distinciones no solo honran a individuos que han hecho sacrificios significativos por la patria, sino que también sirven para mantener viva la memoria de aquellos que lucharon por ideales de justicia y equidad dentro y fuera de la nación.

La entrega de esta orden refleja el compromiso de Cuba con los valores que promovió el Che Guevara, así como el reconocimiento a figuras locales que jugaron un papel crucial en el proceso revolucionario.

La historia de Enrique Vilar es un recordatorio del impacto que pueden tener las acciones individuales en el contexto de un movimiento social más amplio.

Enrique había nacido en Manzanillo el mismo día que se fundaba en nuestro país el Primer Partido Comunista de Cuba (PCC) aquel 16 de agosto de 1925, y quizás esta fue la luz que guio siempre sus ideales conducidos por sus padres César Vilar, uno de los dirigentes comunistas de la ciudad y Caridad Figueredo.

En aquel momento en que Vilar Figueredo veía la luz por primera vez, su vida se unía también a las luchas comunistas como cordón umbilical de sus raíces familiares y combativas, pues en La Habana en esa misma fecha su tierra de Manzanillo participaba de manera simbólica en la creación del PCC a través de la figuras del joven estudiantil universitario Julio Antonio Mella y el dirigente sindical cigarrero Alejandro Barreiro.

Su historia se vincula a los  tiempos que en Cuba gobernaba el dictador Gerardo Machado quién mantenía un régimen de represión contra el pueblo y, principalmente contra sus líderes obreros y los militantes de las organizaciones antimachadistas.

En Manzanillo, se encontraba un importante núcleo de militantes del Partido Comunista y del movimiento obrero cubano que se caracterizaban por su tenaz lucha contra la tiranía que imperaba en el país.

Por eso sus dirigentes fueron perseguidos, encarcelados y asesinados. Y uno de ellos era César, el padre de Enrique, quien tuvo que pasar a la clandestinidad junto con otros compañeros porque sus vidas estaban en peligro.

Integrantes de la organización Socorro Rojo Internacional, con sede en Moscú, al conocer la pésima situación en que se encontraban los hijos de los militantes antimachadistas, propuso que algunos de esos niños fueran enviados a Rusia para estudiar.

Entre ellos estuvo Enrique, quien 13 años después de su partida a tierras rusas caería heroicamente en combate luchando como oficial del Ejército Rojo contra el nazi-fascismo alemán.

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