Historias desde el mar: Manuel Tornés

«Aquí estamos. Es una ayuda para el pueblo. Es comida para el pueblo, que es lo más importante», él es Manuel Tornés Diego, segundo patrón del Ferrocemento 323, un sierrero de la Empresa Pesquera Industrial de Granma (EPIGRAN), ubicada en esra costera localidad.

«Empecé muy joven, con 19 años. Pasé la escuela ahí en la filial de Andrés González Lina, aquí en Manzanillo. Pasé por Camarón, he hecho casi todas las pescas de la empresa, casi todas. Mi familia tiene tradición de pesca, mi papá, mi abuelo fue pescador, mis tíos, que fue el que me introdujo en este mundo, fue con quien aprendí todo del mar.

Mi papá fue director muchos años de aquí también del Combinado Pesquero, igual que yo se llama Manuel Torné. Esa es la familia, por lo general seguimos la tradición de ser pescadores. Nuestro día a día es normal; la sierra es un pez que es atípico, no se pesca siempre, solamente con la luna oscura.

Quiere decir que son cuatro días después del lleno de la luna, a partir de ahí es que se empieza a pescar la sierra, hasta el cuarto creciente de la luna. En los otros días ya no se pesca, porque ya el pez ve las redes y no coge nada, entonces se pesca en los días de la luna oscura; son alrededor de 18 a 17 días.Puede coger un mes y otro, pero se trabaja con esa luna.

Pescamos en toda la plataforma. La sierra se pesca fundamentalmente en la plataforma, y como en esta parte nosotros somos privilegiados por tener la plataforma más ancha de Cuba, se pesca en casi toda la plataforma, hasta Júcaro, bien lejos, en todos los lugares, aquí mismo, frente a los cayos, en todos los lugares se puede pescar. Estamos de 18 a 20 días en el mar.

Sin ir a la casa. Es problema acostumbrarse, ya saca cuenta de 19 años, ya tengo 49, llevo casi aquí 30 años montado en uno barco. La familia, bueno, igual, apenas ve uno crecer a sus hijos, si saca la cuenta, estoy 20 días en el mar, 10 días en mi casa, en un año son 9 meses en el mar y 3 meses nada más son con tu familia, pero bueno, es sacrificio, se ven los resultados.

La tripulación es otra familia más, incluso tan o igual que la de la casa, estamos 20 días juntos aquí, usted ve un barco que lo que mide son 16 metros aquí, compartiendo el día a día la faena de pesca, todo eso; somos 6 tripulantes.

Dentro del barco las tareas se distribuyen, hay un patrón, que en este caso no soy yo, yo estoy asumiendo como segundo patrón, porque el primer patrón está en otra función ahora, porque ya este barco como lo estás viendo está bastante deteriorado, y vamos a cambiar el barco por otro.

Él está en esa función y yo estoy en la función de patrón aquí. Yo decido la zona de pesca en coordinación con ellos mismos, a dónde creen que será mejor la pesca, a donde la captura sea superior, y así lo vamos haciendo. Navegando, buscando zonas de pesca, a donde hay cardumen, y así.

A pesar de tantos sacrificios, nos mantenemos siendo pescador. Es que nos gusta.
Aparte no se saben hacer otras cosas, pero este es el mundo que nací, en el que me crié, viendo a mi familia crecer aquí mismo, en el mar, prácticamente. Usted me decía que le tiene miedo al mar. Yo no le tengo miedo.

Yo me he tirado al agua a las 2, 3, 4 de la mañana. No aquí, le estoy diciendo, a 20, a 30 metros de profundidad, y a los pocos minutos coger un tiburón en la red de, no sé, de 4, 5 metros de largo. Pero normal.

La satisfacción de entregar bastante producción para que por lo menos la empresa salga adelante y haya comida para la población, que es lo fundamental».

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