Teatro Alas D´ Cuba celebra 30 años de vuelo escénico en el Primavera Teatral

Foto: Hidalgo Rodríguez, Anaisis
Foto: Hidalgo Rodríguez, Anaisis

BAYAMO, Granma—. Bajo el lema «Pies para qué los quiero si tengo alas para volar» —inspirado en Frida Kahlo—, el grupo Teatro Alas de Cuba inauguró hoy su exposición conmemorativa por tres décadas de trayectoria, en el marco del XXIV Encuentro Internacional Primavera Teatral.

Fundado en 1995 bajo la dirección de Fernando Muñoz Carrasana, el colectivo estrenó su primera obra, Las Rosas de María Fonseca (1996), del dramaturgo Ricardo Muñoz Caravaca, consolidándose como un núcleo creativo que desafía géneros y aborda conflictos sociales, políticos y familiares mediante un teatro sin límites.

Desde sus inicios, el grupo ha priorizado el trabajo sicofísico de los actores, fusionando lenguaje corporal y diálogo con una evolución hacia códigos vanguardistas.

Obras como El sueño inmóvil, Cantos subterráneos y Los monólogos de la vagina, reflejan su diversidad temática y su compromiso con corrientes contemporáneas.

Actualmente, presentan Por gusto y preparan el reestreno de Neva, una obra que cuestiona el rol del artista en contextos sociales turbulentos, conectando con la actualidad cubana.

Fernando Muñoz Carrasana destacó en la apertura de la exposición —que incluye vestuarios, carteles y fotografías de sus puestas en escenas— el compromiso del grupo con el arte: «Hemos batido alas para sobrevivir, y el teatro nos levanta».

Agradeció al Comité Organizador del Primavera Teatral y a figuras como Norberto Reyes, quien apoyó su debut en la Sala Alejo Carpentier, de La Habana.  

La muestra, instalada en la galería Dos columnas, -emblemática institución de valor histórico patrimonial para la Ciudad Monumento Nacional- sintetiza tres décadas de un quehacer que combina pasión y resiliencia.

Con más de 80 actividades programadas en el festival, Alas D´Cuba reafirma su lugar en la escena nacional e internacional, demostrando que, incluso en tiempos complejos, el arte sigue siendo un refugio y un motor de transformación.

Foto: Anaisis Hidalgo Rodríguez
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