Hace exactamente 98 años, los tabaqueros de esta urbe costera, culminaron una obra que trascendería el tiempo; el Gremio de Tabaqueros, un edificio construido por los mismos obreros, ubicado en la calle Maceo esquina Purísima, en el corazón histórico de la ciudad .
Este no era solo un local sindical; era un símbolo de autonomía en una época donde los patrones y el gobierno de Gerardo Machado reprimían cualquier intento de organización obrera.
Desde su inauguración, el gremio se convirtió en el cuartel general de la lucha obrera manzanillera, entre sus muros se reorganizó la Federación Obrera de Manzanillo (FOM) en el año 1929, bajo el liderazgo de Blas Roca y Francisco «Paquito» Rosales, quienes transformaron gremios dispersos en sindicatos combativos .
Fue además escenario de huelgas históricas, como la de los zapateros en 1929 —49 días de paro que forzaron mejoras salariales— y punto de partida de las primeras manifestaciones del primero de mayo en 1930.
Declarado Monumento Nacional en 1979, el edificio, hoy Museo de las Luchas Obreras, conserva huellas imborrables; como el buró donde se practicó la autopsia a Jesús Menéndez, el líder azucarero asesinado en 1948. Herramientas originales de tabaqueros y zapateros, testimonios de la resistencia artesanal. Así como documentos que revelan cómo desde aquí se planearon acciones clave contra Machado, con figuras como Rubén Martínez Villena y Lázaro Peña .
La conmemoración de este 98 aniversario no es solo nostalgia, hace solo unos días, el Museo inauguró la muestra del mes Gremio de Tabaqueros: Germen y Simiente, donde participaron pioneros del círculo de interés junto al proyecto Ruta de la Revolución que guiaba a visitantes ingleses por este patrimonio. La exposición, abierta hasta julio, subraya cómo las luchas de ayer resuenan hoy en un mundo donde la desigualdad laboral persiste .