Manzanillo. Junio 24.- En este municipio suroriental la voz y la determinación de Melbis Moreno Madrigal resuenan con una fuerza inspiradora. Miembro activa y comprometida de la Asociación Nacional de Ciegos de Cuba (ANCI) en este territorio, Melbis nació invidente, una circunstancia que, lejos de definir sus límites, se convirtió en el telón de fondo sobre el cual ha pintado una vida plena de creatividad y expresión.
El llamado de la creación se manifestó en Melbis siendo apenas una niña. En la oscuridad de su mundo visual, otras formas de percibir y sentir florecieron con intensidad, su curiosidad y talento natural la llevaron a explorar diversas manifestaciones artísticas, buscando siempre un canal para dar voz a sus emociones e ideas.
La senda literaria, como ella misma relata, no estuvo exenta de obstáculos iniciales. «Al comienzo fue difícil», confiesa Melbis, refiriéndose a los desafíos técnicos y de acceso que enfrentaba una joven invidente apasionada por las letras. Sin embargo, encontró un pilar fundamental en los instructores de arte de la Casa de Cultura de Manzanillo, fruto de ese esfuerzo conjunto son los resultados destacados que ha obtenido en varios certámenes literarios, donde su sensibilidad y habilidad narrativa han sido reconocidas, demostrando que la palabra escrita también puede ser moldeada por quien la siente profundamente.
Su inspiración para las tablas brotó temprano, alimentada por una fuente inusual y poderosa: las novelas radiales que escuchaba desde muy joven. «Escuchaba las novelas radiales con una atención absoluta», recuerda con una sonrisa. No era una oyente pasiva, vivía intensamente cada personaje junto a los actores de voz. Se transportaba a las historias, sentía sus conflictos, sus alegrías y sus penas como propias.
Hoy, Melbis Moreno se erige como un testimonio viviente de superación y expresión sin barreras. Su mensaje es claro y contundente: «Ser invidente no es una cuestión que te limite a expresar tu arte». Con una convicción que nace de su propia experiencia, enfatiza que las limitaciones físicas no pueden, ni deben, acallar la voz interior del creador. El arte, en todas sus formas, encuentra caminos alternativos para manifestarse cuando existe pasión, dedicación y, como ella encontró, el apoyo comunitario e institucional necesario.