Modesto Tirado: El puertorriqueño que se hizo manzanillero por convicción

Busto en el parque Modesto Tirado de Manzanillo // Foto: Lilian Salvat
Busto en el parque Modesto Tirado de Manzanillo // Foto: Lilian Salvat

En la historia de Manzanillo, hay nombres que no nacieron en esta tierra pero que la hicieron suya con pasión, entrega y sentido de pertenencia, uno de ellos es Modesto Arquímedes Tirado Avilés, quien, aunque nacido en Ponce, Puerto Rico, vivió, luchó y murió como un verdadero hijo de esta ciudad oriental.

Tras participar activamente en la Guerra de Independencia de Cuba y servir como comandante del Ejército Libertador, Modesto Tirado encontró en Manzanillo no solo refugio, sino propósito. Aquí desplegó su vocación cívica, política y cultural, convirtiéndose en una figura clave del desarrollo local en los albores de la República.

Elegido alcalde en 1900, Tirado se distinguió por su honestidad administrativa y su visión de progreso. Su gestión dejó huellas duraderas en la organización de los servicios públicos, en la defensa de los intereses populares y en el fortalecimiento de la identidad manzanillera. También trabajó en la Aduana y representó empresas navieras, siempre con ética y compromiso.

Pero su legado va más allá de la política, Modesto Tirado fue un cronista de su tiempo, autor de las Efemérides de Manzanillo, obra que recoge con rigor y sensibilidad los acontecimientos más relevantes de la ciudad; su amor por la historia local lo convirtió en guardián de la memoria colectiva, y su pluma fue testigo fiel de la evolución de Manzanillo en el siglo XX.

Reconocido como Hijo Adoptivo de la ciudad y condecorado con la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, Tirado encarnó el ideal martiano de la unidad antillana, sin embargo, su mayor condecoración fue el cariño del pueblo manzanillero, que lo consideró uno de los suyos. “Soy oriental y manzanillero con orgullo”, solía decir, y esa frase resume la entrega de quien hizo de esta tierra su patria definitiva.

Hoy, un parques citadino llevan su nombre, recordando al hombre que, sin haber nacido aquí, se convirtió en símbolo de lo mejor de Manzanillo, la solidaridad, el patriotismo y el servicio público.

Modesto Tirado no fue solo un líder; fue un ejemplo, y su historia merece ser contada, celebrada y transmitida a las nuevas generaciones como parte esencial de nuestra identidad.

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