La larga noche de Melissa en Manzanillo

Foto: Roberto Mesa
Foto: Roberto Mesa

Manzanillo. Octubre 29. – La madrugada de este miércoles quedará marcada en la memoria de los manzanilleros como un prolongado encuentro con la fuerza del huracán Melissa. Aunque el ojo de este ciclón de categoría 3 transitó por municipios cercanos de Santiago de Cuba, sus extensas bandas de viento y lluvia alcanzaron este territorio con una intensidad que se mantuvo por horas.
Bajo un cielo encapotado que cedió paso a la oscuridad, la población permaneció en sus hogares y refugios, siguiendo las indicaciones de resguardo. En las zonas costeras, el sonido ambiente de la noche se integraba por el constante silbido del viento y el profundo rumor del mar, cuyas olas golpeaban con fuerza la costa. Ese estruendo que se colaba entre las casas, creaba una atmósfera sobrecogedora que los testigos comparaban con un rugido constante.
Afuera, las ráfagas sacudían estructuras mientras la lluvia caía con intensidad contra ventanas y paredes. La espera se hizo larga y la sensación de vulnerabilidad era compartida, fue una noche de vigilia, en la que el insomnio y la preocupación estuvieron presentes, mientras se anhelaba la llegada de un amanecer que tardaba en asomar.
La madrugada transcurría con Melissa moviéndose con lentitud, pero su efecto sobre Manzanillo se mantenía constante. El riesgo era doble: no solo por la fuerza del viento, sino también por las lluvias persistentes, que con acumulados previstos de hasta 450 milímetros, representaban una amenaza de inundaciones en zonas bajas.
Sin embargo, con la llegada del día, la calma no terminó de establecerse, amaneció y los vientos de Melissa aún se sentían en la ciudad. La luz matinal no trajo consuelo inmediato, sino que permitió observar las primeras afectaciones.
El paisaje que comenzó a revelarse mostraba los efectos del fenómeno. En viviendas de la ciudad se observaban pérdidas en algunos techos y cercas caídas, mientras las calles aparecían con ramas y hojas esparcidas, señal del paso de la tormenta.
Este primer panorama confirmó la intensidad de la noche que terminaba. El objetivo principal, proteger la vida humana mediante la unidad y la disciplina, se había logrado. Ahora, bajo un cielo que aún no está en calma, comienza la tarea de evaluar con detalle lo ocurrido y emprender la etapa de recuperación. La larga noche de Melissa pasó, pero su recuerdo y el trabajo por delante inician con la luz del día.

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