Alberto González Ramos, 36 años forjando el futuro matemático

Foto: Claudia Sánchez
Foto: Claudia Sánchez

Manzanillo. Octubre 31.-«Para mí, las matemáticas no son solo números, son la lógica del universo», con estas palabras, el licenciado Alberto González Ramos, con 36 años de ininterrumpida labor docente, define la pasión que ha impulsado su vida.

En el marco de la celebración por el Día del Matemático Cubano, su trayectoria es un ejemplo palpable de dedicación y excelencia.

Actualmente, y desde la fundación del plantel hace 22 años, González Ramos moldea el futuro desde las aulas de la Escuela de Camilitos de esta costera ciudad, donde atiende a 75 estudiantes de duodécimo grado. Su amor por esta ciencia, lejos de ser abstracto, tiene raíces profundas y resultados tangibles.

Su formación académica fue entre 1984 y 1989, pues estudió la licenciatura homologada en Alemania, donde su talento y disciplina lo llevaron a ser seleccionado como el mejor estudiante de su promoción, graduándose con Título de Oro.

A su regreso a Cuba, impartió clases en el Instituto Pedagógico «Blas Roca Calderío» y en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias (ISCA), así como en Veguita 1. Fue en 1995 cuando, junto al profesor Luis Arias Escalona, alcanzó los mejores resultados a nivel nacional en los exámenes de ingreso a la educación superior.

Para Alberto, ser matemático es un motivo de inmenso orgullo. Argumenta que esta ciencia es fundamental para el desarrollo de todos. «La matemática es la base de la informática, la ingeniería, la economía… Formar a los jóvenes en este pensamiento lógico es equiparlos con las herramientas para construir un país mejor», afirma.

Su amor por la materia nace de verla como un lenguaje universal de precisión. «Aquí no hay lugar para la ambigüedad. Un resultado correcto es una verdad irrefutable. Enseñar a un joven a razonar, a llegar por sí mismo a esa verdad, es uno de los actos más gratificantes que existen», relata mientras revisa un conjunto de ejercicios de cálculo.

A sus 36 años de experiencia, Alberto González Ramos no muestra señales de cansancio, sino la energía de quien sabe que está sembrando semillas para el futuro. Su aula en los Camilitos no es solo un espacio de números, es el laboratorio donde se forja, con rigor y patriotismo, la próxima generación de profesionales que Cuba necesita.

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