Bancarización, entre la retórica institucional y la resistencia práctica

Sucursal 7601 de BANDEC Manzanillo// Foto Lilian Salvat Romero
Sucursal 7601 de BANDEC Manzanillo// Foto Lilian Salvat Romero

Manzanillo. Octubre 13.- Luego de que Silvio Leonar Alcolea, director de la Sucursal 7601 del BANDEC en esta ciudad, se negara a brindar entrevista a esta reportera, no queda más alternativa que emitir públicamente una opinión, porque cuando el silencio sustituye al diálogo, lo que se erosiona no es solo la comunicación, es la legitimidad institucional.

La bancarización ha sido presentada como un paso estratégico hacia la modernización financiera del país, sin embargo, en su aplicación concreta, el proceso revela fisuras estructurales, falta de preparación y una preocupante resistencia de actores económicos que, paradójicamente, deberían ser aliados naturales de esta transformación.

Hoy, los nuevos actores económicos; cuentapropistas, mipymes, cooperativas; representan una parte significativa del tejido comercial, pero en lugar de facilitar el pago electrónico, muchos lo obstaculizan con trabas, excusas y simulaciones que rozan el irrespeto ciudadano.

En el Palacio del Dulce, del que solo queda el nombre, solo se permite pagar un producto por “transferencia” y únicamente antes de las diez de la mañana, no se acepta el pago en línea, como establece la normativa; en la antigua Casa del Agua, donde varios emprendedores expenden sus productos, un puesto acepta pagos solo hasta mil pesos, otro finge aceptar pero la tarjeta “presenta problemas” y, por más que se intente, la operación nunca se concreta.

En La Elegante, insistir es inútil, una clienta quiso pagar dos cestos de pomos de agua, pero solo se le permitió pagar cuatro pomos; eso por solo citar alguno de los tantos que se pudiera y no insistir en la pasarela de pago ¿Cuál es el límite real? ¿Quién lo define?

Mientras tanto, los trabajadores estatales, jubilados y pensionados, estamos obligados a recibir nuestros salarios por vía electrónica, a operar en plataformas digitales y a adaptarnos a un sistema que, en teoría, busca eficiencia. Pero ¿de qué sirve bancarizar el ingreso si el gasto sigue atrapado en la informalidad, la simulación y la resistencia?

La bancarización no puede ser una consigna sin respaldo, requiere coherencia, fiscalización efectiva y voluntad política para enfrentar las evasiones disfrazadas de “problemas técnicos”. No basta con exigir al ciudadano, hay que exigir también a los actores económicos que lucran en el espacio público y eso implica supervisión, sanción y transparencia.

La negativa del director de BANDEC a ofrecer declaraciones es solo un síntoma, el problema es más profundo, falta liderazgo institucional, falta pedagogía financiera y falta compromiso real con una transformación que no puede avanzar sobre la base del simulacro.

Este comentario no busca polemizar, sino exigir responsabilidad. Porque bancarizar no es solo digitalizar, es dignificar y eso comienza por hablar claro, actuar con coherencia y garantizar que cada actor cumpla su parte.

Mientras tanto seguimos esperando que algún responsable se pronuncie claramente o le ponga definitivamente el tan esperado y muy necesario cascabel al gato.

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