
Los retos que impone a Cuba la actual guerra tecnológica comunicacional como eje principal de la guerra imperialista, centraron los análisis también de este 8vo. Congreso del Partido por ser la batalla política-ideológica prioridad y garantía de nuestro sistema social.
«A veces se habla de guerra de cuarta generación, guerras híbridas, etcétera, pero es la misma guerra de siempre, solo que el pilar, el eje, la columna vertebral, es esta nueva realidad que lo que busca es el disciplinamiento de nuestro pueblo, el control de las mentes, la construcción de consensos en contra nuestra. Hoy los datos que estamos dejando todos en Internet se consideran el petróleo del siglo XXI. Evidentemente estamos enfrentando a laboratorios muy sofisticados de intoxicación, con tecnología de última generación que ya se han calibrado en otros contextos políticos».
En este sentido, afirma la periodista y doctora en Ciencias de la Comunicación, Rosa Miriam Elizalde, que Cuba enfrenta dos grandes maquinarias de intoxicación: la creada por Obama con sus medios privados y la resultante del trumpismo, también pensada para el escenario digital.
«Son capaces de generar, y lo hemos estudiado, en tres horas promedio, un enorme volumen de información tóxica, que tiene además la capacidad de movilizar muy ágilmente a sus operadores políticos en acciones de calle y, que cada vez que detectan una grieta usando tecnologías de Big Data e inteligencia artificial, por ahí intervienen con un asimetría y con una gran diferencia. Ellos pueden comprarle todos los datos a Facebook, porque ese es parte de su negocio. Nosotros no, nosotros estamos muchas veces a ciegas, batallando contra todo esto».
Esta batalla se gana en el terreno de la disputa política pero desde el conocimiento y la organización, reflexiona la también vicepresidenta primera de la UPEC.