Carlos Coello

Carlos Coello. Foto: Archivo

Fue un «día negro», así lo llamó el Che en su diario de campaña.

«Parecía que todo transcurriría tranquilamente y había mandado cinco hombres a reemplazar a los emboscados en el camino de Florida, cuando se oyeron disparos.

Fuimos rápidamente en los caballos y nos encontramos con un espectáculo extraño: en medio de un silencio total, yacían al sol cuatro cadáveres de soldaditos, sobre la arena del río».

De esa manera comienza Ernesto Guevara la descripción de los sucesos del 26 de junio de 1967, cuando una emboscada a la caída de la noche causó dos heridos entre los guerrilleros: Harry Villegas (Pombo), en una pierna y Carlos Coello (Tuma) en el vientre.

«Los llevamos rápidamente a la casa para operarlos con lo que hubiera. La herida de Pombo es superficial (…) la de Tuma le había destrozado el hígado y producido perforaciones intestinales; murió en la operación».

Carlos Coello había nacido en la finca La Caridad, en las cercanías de Manzanillo, el 2 de diciembre de 1940. En 1956 se unió al Movimiento 26 de Julio, y se incorporó al Ejército Rebelde, en la Sierra Maestra, antes de cumplir los 17 años –en noviembre de 1957–, siendo un campesino casi analfabeto.

Estuvo bajo las órdenes del Che desde los primeros momentos, participó en numerosos combates y tomó parte en la invasión y la Campaña de las Villas, como integrante de la Columna 8 Ciro Redondo.

Al triunfo de la Revolución Cubana, pasó a formar parte de la escolta del comandante Guevara, bajo las órdenes de Harry Villegas.

Combatió también en la guerrilla de El Congo, y ostentaba el grado de teniente.

De él diría el Che: «se me fue un compañero inseparable de todos los últimos años, de una fidelidad a toda prueba y cuya ausencia siento desde ahora casi como la de un hijo. Al caer pidió que se me entregara el reloj, y como no lo hicieron para atenderlo, se lo quitó y se lo dio a Arturo. Ese gesto revela la voluntad de que fuera entregado al hijo que no conoció, como había hecho yo con los relojes de los compañeros muertos anteriormente. Lo llevaré toda la guerra»

El 8 de octubre, cuando el Che es apresado en la Quebrada del Yuro, llevaba dos relojes, uno de ellos el de Tuma.