
En la ciudad de Manzanillo, el 8 de septiembre de 1935, nació Ciro Hidalgo Pérez, un joven que se convertiría en un símbolo de lucha y sacrificio por la libertad de Cuba. Proveniente de una familia humilde, Ciro creció en un entorno marcado por el esfuerzo y la dedicación, valores que moldearon su carácter y lo impulsaron a convertirse en un combatiente revolucionario.
Desde temprana edad, Ciro mostró un profundo sentido de justicia y compromiso con su patria. Estudió en la escuela pública y luego en la escuela privada El Divino Maestro, gracias al apoyo de su director. Más tarde, completó su bachillerato en ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza de Manzanillo en 1955, enfrentando grandes dificultades económicas que no lograron detener su determinación.
La situación política de Cuba bajo la dictadura de Batista despertó en Ciro un ferviente deseo de luchar por la libertad. Se unió al Movimiento 26 de Julio y participó activamente en la resistencia revolucionaria en Manzanillo y otras localidades de la región oriental. Su valentía y liderazgo lo llevaron a ser perseguido y maltratado por las autoridades, pero nunca abandonó su compromiso con la causa.

Ciro Hidalgo Pérez fue un joven que encarnó los ideales de la Revolución Cubana. Su modestia, bondad y profundo sentido del compañerismo lo convirtieron en un modelo de joven revolucionario. Repudiaba todo lo que corrompiera a la juventud y luchaba incansablemente por un futuro mejor para su país.
El 9 de abril de 1958, durante la huelga general revolucionaria, Ciro fue asesinado en La Habana, junto a otros combatientes. Su muerte, a los 22 años, marcó un momento de dolor y reflexión para la causa revolucionaria, pero también consolidó su lugar como un héroe eterno en la memoria de Cuba.
Manzanillo recuerda a Ciro Hidalgo Pérez como uno de sus hijos más valientes, cuyo sacrificio y legado siguen inspirando a las generaciones actuales. Su vida es un testimonio de cómo la juventud puede ser un motor de cambio y esperanza en tiempos de adversidad.
Ciro Hidalgo pertenecía a la juventud católica de Manzanillo.
El salón principal de la parroquia de la Purísima Concepción de Manzanillo ostenta merecidamente su nombre.
Hijo de Manzanillo y de la iglesia.