Manzanillo. Noviembre 12.– En el corazón del sistema de salud cubano late el esfuerzo diario de sus profesionales, que a pesar de los desafíos y la escasez de recursos materiales, la vocación de servicio y el compromiso con la comunidad son fundamentales en la atención al pueblo. Así lo afirmó el Doctor Alejandro Barrero Rosabal, especialista en Medicina General Integral y jefe del departamento docente del Policlínico 2 Ángel Ortiz Vázquez de esta ciudad.
Con una década de experiencia en la institución, el Dr. Barrero Rosabal conoce de primera mano la magnitud de la labor que se realiza. Explicó que el centro atiende actualmente a una población de más de 28 mil manzanilleros, distribuidos en 5 consejos populares y una red de 35 consultorios médicos y de familia, lo que constituye la primera trinchera de la medicina preventiva.
“En el policlínico brindamos varios servicios fundamentales que, a pesar de todo, se mantienen funcionando y respondiendo a las necesidades de nuestra población”, aseguró. Entre ellos destacó los servicios de urgencia 24 horas, rayos X, el laboratorio clínico, las consultas de Planificación Familiar, de Estomatología, Pediatría y Rehabilitación, todos cubiertos y operativos.
En el contexto de la actual crisis sanitaria provocada por la circulación de las arbovirosis (enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue, chikungunya), el Dr. Barrero Rosabal puso especial énfasis en el papel insustituible del médico y la enfermera de la familia.

“Los consultorios son el eslabón más cercano a la población, en medio de esta situación, su labor va mucho más allá de la consulta tradicional”, argumentó. “Es un acompañamiento continuo y proactivo que se materializa a través de las pesquisas activas casa por casa en las zonas de riesgo identificadas”.
Este acompañamiento, explicó, no se limita al diagnóstico temprano de casos febriles. Los equipos básicos de salud son la pieza fundamental de las acciones de control antivectorial, coordinando y participando directamente en actividades cruciales como la fumigación (radioabatida), y en la educación sanitaria de la comunidad para la eliminación de criaderos. “Es una batalla que se gana en el barrio, con el pueblo, y nuestro personal es el guía y el ejecutor principal en esa lucha”, subrayó.
“Es cierto que a veces faltan recursos, es una realidad que no podemos ocultar, pero la calidad de un servicio de salud no se mide solo por la tecnología disponible; se mide, sobre todo, por la calidad humana, la dedicación y el empeño de quienes lo brindan”.
“Nuestro mayor recurso es la vocación, es lo que nos hace insistir, innovar con lo que tenemos y no rendirnos ante las situaciones, siempre tratamos que ellos confíen en nosotros, y nosotros sentimos ese compromiso de cuidar de su salud con lo mejor de nuestro conocimiento”.
De esta manera, la voz del Dr. Barrero Rosabal se convierte en un testimonio de que, en la base del sistema sanitario, la resiliencia y el corazón de sus trabajadores son el pilar fundamental para preservar el bien más preciado; la salud del pueblo.