
Hoy la heroica Santiago de Cuba recuerda lo acontecido el 30 de junio de 1957 en la intersección del paseo Martí y Crombet: el asesinato de los jóvenes Josué País, de 19 años de edad, Salvador Pascual y Floro Vistel, ambos de 23, por secuaces del tirano Fulgencio Batista.
Como es tradición, en aquel sitio se congrega el pueblo santiaguero que no olvida que Salvador y Floro murieron tratando de abandonar el vehículo en el que se encontraban, mientras que Josué, gravemente herido, fue capturado y rematado en un jeep.
La jornada del 30 se había destinado para actuar contra un acto político del régimen en el Parque Céspedes. En la tarde, los jóvenes salieron a las calles en un automóvil a desafiar a los militares y fueron perseguidos y baleados.
Ante la pérdida de su hermano, Frank País exclamó poéticamente: «Cumpliste tu vida, tus sueños. Moriste peleando y de frente». Luego le escribiría a Fidel: «Perdimos tres compañeros más, sorprendidos cuando iban a realizar un trabajo delicado y que prefirieron morir peleando antes que dejarse detener».
La tristeza de aquel fatídico día halló consuelo, de alguna manera, en el triunfo de las ideas de la Revolución que ellos impulsaron y que el pueblo cubano defiende, cual Josué esforzado en la batalla.Hoy la heroica Santiago de Cuba recuerda lo acontecido el 30 de junio de 1957 en la intersección del paseo Martí y Crombet: el asesinato de los jóvenes Josué País, de 19 años de edad, Salvador Pascual y Floro Vistel, ambos de 23, por secuaces del tirano Fulgencio Batista.
Como es tradición, en aquel sitio se congrega el pueblo santiaguero que no olvida que Salvador y Floro murieron tratando de abandonar el vehículo en el que se encontraban, mientras que Josué, gravemente herido, fue capturado y rematado en un jeep.
La jornada del 30 se había destinado para actuar contra un acto político del régimen en el Parque Céspedes. En la tarde, los jóvenes salieron a las calles en un automóvil a desafiar a los militares y fueron perseguidos y baleados.
Ante la pérdida de su hermano, Frank País exclamó poéticamente: «Cumpliste tu vida, tus sueños. Moriste peleando y de frente». Luego le escribiría a Fidel: «Perdimos tres compañeros más, sorprendidos cuando iban a realizar un trabajo delicado y que prefirieron morir peleando antes que dejarse detener».
La tristeza de aquel fatídico día halló consuelo, de alguna manera, en el triunfo de las ideas de la Revolución que ellos impulsaron y que el pueblo cubano defiende, cual Josué esforzado en la batalla.