El paraíso de Rogelio

Foto: Roberto Mesa Matos

Manzanillo, Granma.- Para el manzanillero Rogelio Batista Olivera, no existe nada más gratificante y enternecedor que sentarse a la vera de la amplia explanada donde el verdor reina y se pierde en el horizonte.

Hace treinta años, este corpulento hombre de un metro y 90 centímetros de estatura heredó de Arcadio, el padre, la finca familiar de Caño Adentro y junto al hermano Arcadio Batista Castillo y los primos Jorge Luis y David Batista Tamayo y Luis Alberto Batista Figueredo puso manos a la obra.

Hoy, Rogelio es distinguido como uno de los mejores productores de frijol de este costero municipio de la oriental provincia de Granma. A punto tiene 18 hectáreas de tres variedades de ese grano: fasiolo blanco, inivit blanco y buenaventura, que cosechará en febrero.

Todos son de buenos rendimientos, pero el mejor es el último y debe ser por esta tierra, que es muy fértil. Cosechamos tonelada y media por hectárea y planificamos ahora poco más de veinte.

¿Cuál es el secreto para tener buenos resultados con el frijol?

– No es nada del otro mundo: darle las atenciones culturales que lleva empezando por la preparación del suelo que es el eslabón principal al “arrancar”. Es decir, una buena preparación de suelo, el riego y los fertilizantes…

– Veo que tienen la finca como un paraíso, hasta con río cerca…

– Nos hemos preocupado por los sistemas de riego y tenerlos al “kilo”. Funciona bien. Nosotros amanecemos aquí en el campo y nos “recogemos” por la tarde en esta temporada, que es la más fuerte porque tú sabes que la primavera es un poco más suave.

– Está cara la venta de frijol para el pueblo…

– Sí, está caro todavía. Que disminuya depende de mayores niveles productivos y que nadie “bobee” y “pase” el alimento para los revendedores. Todo tiene que ir a la industria. Aquí en el Uvero somos unos siete hombres los que nos dedicamos a esto.

– Pero dicen que usted es el rey del frijol…

– (Sonríe a carcajadas y responde) Ná, solo es mucho trabajo y el premio esto que ves. También sembramos yuca, boniato y calabaza y cuando coseche el frijol cubriremos esa área con maíz; además incursionamos en la elaboración de melado de caña para vender a los productores de dulces.

Los campesinos no podemos amilanarnos ante nada ni nadie, mira todo el tiempo para la tierra. Con todas las medidas que ha aprobado la dirección del país para potenciar las producciones, la tierra da dinero. Aquí está la muestra.

Lo dice Rogelio Batista Olivera, el gigante de Caño Adentro, comunidad rural desde donde crece cada amanecer en la voluntad de echar pa’lante, de juntar y vencer con el esfuerzo y el sudor, con la consagración al trabajo digno y honrado.