
Pilón, nuestro vecino municipio, aún se recupera de las heridas dejadas por los sismos de gran magnitud del pasado 10 de noviembre. Cada casa reconstruida, cada sonrisa recuperada es una victoria compartida.
Apoyar a Pilón no es solo brindar ayuda material, es tender una mano amiga y demostrar que estamos unidos en momentos difíciles, es el caso del teatro manzanillero, que con su alegría y colorido, pudo llegar a los corazones de los niños en una situación tan difícil.
Conversamos con Alexis Hugo Remón Fuentes, miembro fundador del Proyecto Teatral GIA, quien nos comentó sobre los desafíos y las recompensas de este proyecto, y cómo el arte pudo convertirse en una fuente de esperanza para toda una comunidad.
¿Cómo surgió la idea de llevar el teatro a comunidades afectadas de Pilón?
«La verdad es que la idea nació de un impulso muy humano. Al ver las noticias y las imágenes, sentimos una necesidad imperiosa de hacer algo. El teatro, para nosotros, siempre ha sido una herramienta de conexión, de sanación y de transformación. Pensamos podría ser una pequeña luz en medio de tanta oscuridad llevar nuestro arte a Pilón, específicamente a los niños de las comunidades llamadas Los Edificios y Calabaza».
¿Cómo fue la reacción de la comunidad al llegar a Pilón? ¿Qué esperabas y qué fue lo que más te sorprendió?
La verdad es que nos recibieron con los brazos abiertos. A pesar de todo lo que habían pasado, la gente tenía una energía increíble, una fuerza de vida que nos conmovió profundamente. Esperábamos encontrar tristeza, desesperanza, pero lo que encontramos fue una comunidad unida, con ganas de seguir adelante. Nos sorprendió su capacidad de reír, de emocionarse con nuestra actuación, a pesar de las circunstancias.
¿Puedes compartir alguna anécdota que te haya marcado especialmente de esa experiencia?
«Hubo un momento en particular que nunca olvidaré. Estábamos representando una obra sobre la esperanza, y al final, una niña se acercó a mí a tomarse una foto conmigo y me dijo: «En ese instante, comprendí el verdadero impacto que puede tener el arte en la vida de las personas».

¿Cómo crees que el teatro puede contribuir a la reconstrucción de una comunidad afectada por un desastre natural como este?
«Creo que el teatro puede ser un catalizador de cambio. Nos permite expresar nuestros sentimientos, nuestros miedos, nuestras esperanzas, de una manera segura y creativa. Además, fomenta la empatía, la solidaridad y el trabajo en equipo, elementos fundamentales para la reconstrucción de un tejido social dañado».
¿Qué aprendiste de esta experiencia? ¿Cómo ha cambiado tu visión del teatro y de tu papel como artista?
«Esta experiencia me hizo darme cuenta de que el teatro va mucho más allá del entretenimiento. Es una herramienta poderosa para transformar vidas, para construir comunidades y para generar un cambio positivo en el mundo. Mi papel como artista ya no es solo el de entretener, sino también el de servir a los demás, de usar mi talento para hacer del mundo un lugar mejor».
¿Hubo cambios en el ánimo o en la interacción entre las personas?
«Notamos un cambio en el ánimo de las personas, más sonrisas, más ganas de interactuar. Los niños, en particular, se mostraron más alegres y espontáneos. Además, observamos un mayor sentido de comunidad y solidaridad entre los vecinos.»
¿Qué mensaje quisieras enviar a otros artistas?
«El arte tiene el poder de sanar y de transformar. Los invito a todos a utilizar su talento para ayudar a las personas que lo necesitan. Llevar el teatro a las comunidades afectadas por desastres es una forma de brindarles esperanza y de mostrarles que no están solos.»
El arte, y en particular el teatro, tiene un poder transformador único. El Proyecto Teatral GIA en Pilón, demostró como una simple obra de teatro puede provocar una sonrisa, encender una esperanza y fortalecer los lazos comunitarios. Es fundamental que sigamos apoyando iniciativas como esta, porque el arte no solo entretiene, sino que también sana, une y reconstruye. Y eso es precisamente lo que necesita Pilón: reconstruirse.
