
Sin vestirse aún del verde color de la esperanza, con la que resguarda del coronavirus su integridad, el joven Elieser Fonseca Mompié toma el volante y sale a cumplir la ruta pactada con la seriedad que exige.
Es él, junto a otros transportistas de Taxi Cuba, quien traslada sobre ruedas las muestras clínicas nasofaríngeas y orofaríngeas indispensables para el posterior procesamiento por PCR y diagnóstico de la presencia o no del Sars-CoV-2 en los manzanilleros.
«Dar el paso al frente en una situación epidemiológica tan complicada como la que está atravesando el mundo es muy significativo; como joven cubano, una vez más se nos da la confianza que nuestro Comandante en Jefe siempre quiso para que llevaramos adelante cualquier tarea».
Desde el pasado marzo ellos prestan sus servicios al Ministerio de Salud Pública para realizar la faena vital, que les convierte también en héroes de anónima trayectoria, que alcanza los 280 kilómetros de recorrido diario.
«Miedos… siempre, estamos enfrentando un virus que es real, que no es un catarro común, que mata si no nos cuidamos. Siempre tenemos el susto pero tomamos las precauciones para no caer nosotros en las garras de ese virus tan malévolo.
«Se supera ese miedo y seguimos con el paso al frente, donde se nos necesite».

Dice y toma el frasco del desinfectante en mano, para poner en marcha el carro que en claro desafío al riesgo y por la salud de todos recorre la urbe, de casa en casa, para la recolecta de un pasajero que nadie quisiera montar.
«Por medidas de seguridad también utilizamos las mismas ropas de los epidemiólogos, porque estamos frente al virus. A ellos corresponde entrar a las casas de un caso confirmado, de un contacto, para realizar las pruebas pertinentes, y pueden ser también positivos, por tanto en cada policlínico recibimos bata, gorro, guantes, nasobuco, zapatos, medios que al concluir el recorrido en cada área de salud entregamos».
De la faena como conductor de máquinas en la ruta Hospital Celia Sánchez- parque Paquito Rosales, este joven de 33 años pasó a la Agencia de Taxis de Granma sin imaginar el compromiso que le correspondría asumir por la vida.
«Y estamos incorporados junto al Ministerio de Salud, y sentimos orgullo de contribuir a que las familias sientan el alivio de no padecer la enfermedad o la seguridad de que se hizo una detección temprana para salvar a su ser querido, en caso de estar positivo».
«Igualmente hemos trasladado a pacientes de alta, después de una cuarentena, hacia diferentes provincias como Cienfuegos, La Habana, y ellos siempre agradecen nuestra labor».

La rutina que comienza sobre las 7.30 de la mañana diariamente, se extiende en ocasiones hasta la noche, supera a veces las 12 horas de labor, porque al concluir la recolección se llevan hasta la ciudad capital de la provincia, para su posterior envío a los Laboratorios de Medicina Molecular, donde se hacen los exámenes de reacción en cadena de polimerasa (PCR por sus siglas en inglés).
«Somos exigentes en el cumplimiento de los protocolos de seguridad, y constantemente desinfecto el carro para eliminar cualquier riesgo; sin embargo estoy consciente que cada proceso es seguro, sobre todo el traslado de las muestras porque están en termos cerrados de forma hermética y dentro del maletero, y no se monta a nadie más durante el trayecto, por precaución».
En su mente lleva, asegura, la voz de la esposa recordando cada medida, la imagen de sus dos hijos pequeños a los que cuida a la vez con su resguardo del virus, para volver sano al hogar.
Es la suya una tarea de Valientes que conquista por igual el aplauso de cada día, el agradecimiento de un pueblo que reconoce en su aporte la virtud de trabajar y salvar.
