Me estoy buscando a mí mismo
en los laberintos de la noche.
Si logro encontrarme
renacerán las melodías enterradas
en el enigmático corazón de la ceniza.
Escribió el poeta que, aunque como él mismo reconoce, De vez en vez / amanezco terriblemente loco ya dejó huellas imborrables en la literatura manzanillera.
La esquizofrenia lo mantiene recluido hace ya algunos años en el Hospital Psiquiátrico Comandante Manuel Piti Fajardo, y a pesar de eso, Felipe Gaspar Calafell Pérez, sigue siendo el bardo que sorprende por su lirismo
Alguien dirá:
Ese loco se inventa lámparas
para pedirle un amuleto a la vida,
pero soy recolector de maravillas
que vuelve siempre de un remoto viaje.
Y esa huella que indiscutiblemente ha dejado en la cultura literaria manzanillera lo hizo merecer este año el Pergamino de la ciudad, la más alta distinción que entrega la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Calafell, nació en Manzanillo el primero de mayo de 1964. Como poeta fue miembro del Taller Literario Manuel Navarro Luna y del Grupo Literario Da Capo.
Ingresó al movimiento literario en la década de los 80 y mientras lo acompañó la cordura participó y recibió premios y menciones en eventos y concursos municipales, provinciales y nacionales, entre ellos: premio nacional de Poesía Manuel Navarro Luna 1984, Premio 20 de octubre, en 1987 y primera Mención en Encuentro Debate Nacional 1986.
Su obra se recoge en los títulos Ayer y un otoño de gracia publicado por Ediciones Bayamo, y Exilio de la cordura y Reino de las alucinaciones con Ediciones Orto, este último Premio La puerta de papel, que se concede en el marco de las Ferias Internacionales del Libro por parte del Instituto Cubano del Libro (ICL) a editoriales, editores, diseñadores y escritores de todas las provincias, que hayan publicado sus textos, en el Sistema de Ediciones Territoriales.
Viivi durante toda mi vida al lado de ese ser maravilloso y conzoco de sus hermosas locuras que bueno que se haya tenido un momento para el