Españoles reflexionan ante elecciones de imprevisible resultado

Los españoles aprovechan hoy la jornada de reflexión para meditar su voto en las elecciones generales de mañana, consideradas las más disputadas e imprevisibles desde la restauración de la democracia en 1977.
Después de dos semanas recorriendo la geografía de este país para movilizar el sufragio, los candidatos cerraron la víspera sus respectivas campañas, centrados en los futuros pactos postelectorales ante la certidumbre de que será imposible gobernar en solitario.

Casi 37 millones de electores están llamados a las urnas este domingo, en unos comicios legislativos cuyos resultados -vaticinan las encuestas- dejarán una mayor fragmentación en el Parlamento, lo que complicará la gobernabilidad.

De confirmarse esa predicción, ninguno de los cuatro principales partidos con representación parlamentaria alcanzará la mayoría suficiente, por lo que una vez más serán necesarios los acuerdos para evitar el riesgo de bloqueo político.

Una situación que ya ocurrió en las elecciones de diciembre de 2015, las cuales debieron repetirse en junio de 2016 ante la incapacidad de la clase dirigente para alcanzar el consenso imprescindible que requería el momento.

Los comicios de hace tres años y medio marcaron el fin del bipartidismo encarnado durante cuatro décadas por los partidos Popular (PP) y Socialista Obrero Español (PSOE), con la irrupción del izquierdista Podemos y el liberal Ciudadanos (Cs).

La inestabilidad que comenzó entonces pudiera agudizarse a partir del próximo lunes con la previsible entrada en el Congreso de los Diputados -la cámara encargada de investir al futuro presidente del Gobierno- del partido de extrema derecha Vox.

Durante sus mítines de cierre de campaña, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, llamó a los españoles a impedir el ascenso de Vox, que estremeció el tablero político de esta nación europea y con el cual el PP dirigido por Pablo Casado estaría dispuesto a gobernar.

‘La frontera entre el avance y la involución puede ser un voto o un escaño y es importante que no nos confiemos’, arengó a sus simpatizantes el actual jefe del Ejecutivo, a quien todos los sondeos dan como favorito.

Para ilustrar ese eventual escenario recordó que nadie esperaba las victorias de Donald Trump en Estados Unidos, la de Jair Bolsonaro en Brasil o el reciente resultado de la ultraderecha en Finlandia, donde estuvo a punto de superar a los socialdemócratas.

Casado abrió la víspera por primera vez la puerta a gobernar con la extrema derecha, si tiene posibilidades de convertirse en presidente del Gobierno.

El máximo dirigente de los ‘populares’, la fuerza dominante en la derecha política española desde 1982, iría así más allá del modelo aplicado en Andalucía, región en la que los conservadores asumieron el poder junto a Cs con el sostén de Vox, formación encabezada por Santiago Abascal.

Como en esa sureña comunidad autónoma, otrora bastión del PSOE, el objetivo de esa alianza del PP con el partido de Abascal sería frenar una administración progresista encabezada por Sánchez y respaldada por Unidas Podemos.

Todas las encuestas sitúan a los socialdemócratas de Sánchez como primera agrupación en la estratégica Cámara Baja, pero sin la mayoría absoluta (176 de 350 escaños) para formar gabinete con sus propias fuerzas.

Detrás se ubicarían, el PP, Ciudadanos y Unidas Podemos -alianza progresista integrada por Podemos, Izquierda Unida y otros partidos, que de esa manera perdería su condición de tercera agrupación política lograda en 2016.

Como novedad, las encuestas indican que Vox conseguirá por primera vez representación parlamentaria a nivel nacional, lo que fragmentaría aún más la composición del Parlamento.

Supondría el regreso de lleno de la extrema derecha, sin presencia sustancial en España desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.