
Tomado del perfil de Yisel Rivero.
Hay lugares dentro del alma, donde a veces, se nos esconde un sentimiento que no sabríamos como describir. Un quejido interno que nos hace ladear la cabeza y preguntarle a vida: ¿por qué? más cuando se trata de infantes muy pero muy especiales.
Ayer, la Unidad Artística que dirige el maestro Candido Fabré Fabré, tuvo la dicha y privilegio, de poder recorrer 2 de las escuelas más emblemáticas de la Educación Especial en Cuba: la escuela para niños autistas Dora Alonso y la de niños discapacitados físico-motores y retraso mental Solidaridad con Panamá.
En la primera, con 23 años de fundada, se pudo constatar, que la atención docente a los niños autistas es esmerada y con resultados extraordinarios. Las necesidades de cada niño y niña se abordan integralmente y están orientadas a facilitarle apoyo individualizado y especializado a cada pequeño.
La segunda, con un colectivo docente y personal de apoyo entregado a su labor, no menos preparado y comprometido, combina las labores de enseñanza con la rehabilitación física, pues se trata de niños discapacitados con disímiles patologías, muchas de ellas malformaciones congénitas que requieren de mucho cuidado y sobre todo dedicación.
Ayer la sensibilidad de la banda del maestro estuvo a flor de piel, no fue solo recorrer las instalaciones y conocer su objeto social, (no menos importante en nuestra Cuba de hoy) sino compartir con esos pequeños que en un breve espacio de tiempo nos enseñaron que, a veces, la vida, nos puede tocar el corazón de maneras muy especiales y diferentes.
Un mensaje de amor que nos hizo llegar el Universo, en forma de niños y adultos, desbordados de afectos y canciones.
Ayer, sin dudas, oxigenamos el alma….