
Hay símbolos que se convierten en el alma de un pueblo, en el testigo silencioso de sus alegrías, sus historias y su identidad. En Manzanillo, ese símbolo tiene nombre propio y una cúpula que brilla bajo el sol del Guacanayabo; la Glorieta Morisca. Hoy, a siete años de ser declarada Monumento Nacional y en saludo al Día de la Cultura Cubana, nos sumergimos en la historia de la novia del Guacanayabo. Un recorrido desde su construcción para entender por qué es el latir cultural de toda una ciudad, para ello conversamos con José Antonio Matilla Vázquez, director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos en Manzanillo.