
Desde el 2010 muy pocos aquí, o las personas que visitan la ciudad, lo conocen por el nombre que le dieron sus padres: Guillermo Guerra Espinosa.
En aquella fecha, la legendaria promotora cultural Gladys León, desaparecida físicamente hace algunos calendarios, invitó a este carismático hombre de 60 años de edad a formar parte de la obra Candilejas, para un carnaval manzanillero.
A partir de ahí, y hasta el sol de hoy, a Guillermo le llaman «el Charles Chaplin manzanillero» porque ese fue el personaje que interpretó en aquella puesta y con el tiempo continuó haciéndolo desde un parecido que impresiona.
«Integro las comparsas y las carrozas de las fiestas y es bonito que las personas te saluden y reconozcan lo que hacen. A veces me suceden cosas graciosas porque me brindan muchas bebidas, me mareo, y se me han perdido algunos sombreros, chalecos, pero ya tengo como diez porque la gente me los regala.» (Sonríe)
– ¿Qué es lo más difícil?
“Imagínate, compay, el calor que paso en medio del verano: camiseta, camisa de mangas largas, chaleco y, además, camino desde el Parque Paquito Rosales hasta la punta del malecón.
«Haré de Chaplin hasta que la salud y las fuerzas me acompañen y, gracias a Dios, todavía tengo vitalidad», dice y revela que «extraño mucho los carnavales porque son días de alegría, de fiesta para quitarse un poco el estrés de los días.»

Toda su vida, Guillermo ha laborado como trabajador de los Servicios Comunales: «barro las principales calles de la ciudad, y lamento que las personas no valoren nuestro sacrificio.»
El hombre nos revela que nunca se apartará del oficio «aunque la remuneración sea poca y hayan sus bateos para pagar a tiempo. Creo que merecemos un poquito más de atención material o espiritual.»