Japón busca atenuar impacto de veto de EE.UU. a petróleo iraní

Gobierno nipón busca alternativa ante medidas norteamericanas Foto: Prensa Latina
El gobierno de Japón estudia hoy varias medidas para mitigar el impacto en sus compañías de la decisión de Estados Unidos de prohibir la importación de petróleo de Irán, aseguró el secretario jefe del gabinete, Yoshihide Suga.

Ayer, el Gobierno norteamericano confirmó el fin de las exenciones mediante las cuales varios países, incluido Japón, compran crudo iraní sin enfrentar sanciones de Washington, una medida que según analistas puede afectar el mercado petrolero.

La administración de Donald Trump exigió a todos los compradores de petróleo persa que suspendan sus compras antes del 1 de mayo o se enfrenten a castigos, una medida para estrangular los ingresos de Teherán.

Las autoridades niponas analizan las vías para evitar que esa disposición estadounidense afecte el suministro de energía en el país y minimizar los daños a las compañías locales.

En su conferencia de prensa habitual, Suga dijo que el gobierno nipón había mantenido conversaciones con Estados Unidos al respecto, aunque sin revelar su contenido.

También señaló que el ejecutivo dialogará con las compañías petroleras japonesas sobre posibles vías para responder a esa situación.

Por su parte, el ministro de economía, Hiroshige Seko, dijo que el veto al crudo persa tendría un impacto limitado en el archipiélago asiático pues representa solo alrededor del tres por ciento de las importaciones de petróleo de Japón.

En declaraciones a la prensa, Seko dijo que Japón, el cuarto mayor consumidor de petróleo del mundo, ha estado reduciendo su dependencia de los suministros de crudo iraní.

Agregó que su cartera monitoreará de cerca el desarrollo del mercado petrolero y consultará con las compañías locales sobre qué pasos tomar.

En noviembre pasado, Estados Unidos otorgó exenciones durante seis meses a China, India, Japón, Corea del Sur, la isla de Taiwán, Turquía, Italia y Grecia, a cambio de que paulatinamente redujeran sus compras de combustible a Teherán.

Beijing y Ankara ya expresaron su rechazo a esa decisión norteamericana y advirtieron que la acción desestabilizará el mercado mundial.