Hoy el mundo siente la pérdida física de uno de los más grandes y universales hombres que haya existido, Nuestro Apóstol José Julián Martí y Pérez.
Figura insigne de las luchas independentistas, de las batallas rebeldes y los ideales de los miles de cubanos que viven hoy este profundo dolor de su desaparición.
Incansable luchador, maestro, periodista, escritor y puntal de los trabajadores en sus pensamientos revolucionarios para liberar a Cuba del yugo español y de opresión que vivía en aquel entonces esta isla.
Su trayectoria marca la destreza en la mente que poseía este genio de la pluma y las ideas, no se equivocó en su visión antiimperialista, en su guía para las nuevas y futuras generaciones que aun en estos días siguen su guía.
Los niños su pasión para ellos escribió La Edad de Oro, donde les muestra lo que era el buen comportamiento, los principios, valores y el amor a la patria que fue siempre su premisa ante la vida.
Refiriéndose a los infantes dijo “los niños son los que saben querer, ellos son la esperanza del mundo”, que gran prueba de lealtad y confianza a los que construirán el mañana y llenaran de amor el mundo.
Así de grande fue este pensador que dejó su vida en los campos insurrectos para que la patria fuera libre, para que disfrutáramos hoy de todas las bondades que nos brinda esta Revolución materializada por Fidel.
Desde su juventud se dedicó a burlar el gobierno español que colonizaba a la mayor de las Antillas, costándole su libertad con tan solo 16 años de edad, pero ni la prisión lo hizo cambiar de actitud ante el yugo opresor.
Innumerable fueron sus anécdotas y hechos en los que participo para lograr su objetivo hasta costarle el destierro de su amada isla, y desde allí desde el exilio continuo con su batalla por la liberación nacional.
A la distancia de 122 años perduran sus pensamientos, no solo en la isla que tanto venero sino que el mundo recuerda este héroe inmortal que luchó por la independencia de los pueblos latinoamericanos y del mundo.