José Martí: verdad, principios, redención

José Martí

José Martí, el hombre sincero de donde crece la palma, desborda en cada espacio de esta Isla suya y nuestra. Desde aquel 28 de enero de 1853 la luz de su mirada ilumina los caminos recorridos y por recorrer.

 

De aquella estrella que vio en el cielo nocturno y añoró para su Patria, tomó el albor centelleante, y de la educación de padres y maestros la fina erudición que vertió a las hojas blancas con tinta y pluma, que cedió a las conciencias como reflexión pura.

 

Desde su primer aliento estuvo destinado a serlo. No, desde su concepción, desde que se plantó como semilla en tierra fértil, el designio era ser hombre íntegro y cabal, profeta de su tiempo y autor intelectual de las hazañas, proezas y conquistas del futuro.

 

Y sin equivocarse el tiempo o el azar, el niño que desde pequeño juró lavar con su propia sangre el crimen, ante la cruel realidad del esclavo ahorcado en un ceibo del monte, escogió pronto su destino.

 

Con la frente en dirección al alba, a la mañana de libertad y aire de total cubanía, enrumbó sus dones naturales. Y desató las ansias de soberanía en la locuacidad de sus líneas y la energía comunicativa de su verbo oratorio.

 

Mencionar alguna de sus obras sería obviar la riqueza de otras, aunque nunca serán suficientes las palabras para describir su alma, engrandecida por los personajes que encarnó, como Abdala, por la savia que absorbió de los héroes, por el visionario pensamiento y el manumisor fuego de sus brazos.

 

Trepidó en cada tribuna, con especial énfasis en las que la Patria y la madre América, ¡Nuestra América!, surgían desafiantes a toda crueldad y opresión; resplandeció en cada acto de fe y de enunciación sobre el futuro de los hombres apegados a la educación, la verdad, la identidad, el decoro.

 

Todo esfuerzo de su puño y mente, toda complicidad del manantial metafórico con su ideal independentista, conspiró con el tiempo y la historia para traerlo a esta y todas las épocas. Le esparció como a la simiente que nace, crece, y vuelve a ser diseminada por el viento y a encontrar espacios para expandir raíces.

 

José Martí es vigencia viva, presente y futuro, Maestro y guía. Es Héroe y Apóstol. Es verdad, principios, redención.