La Demajagua, donde la historia cobra vida

Fotos cortesía de Reinier Olivera Rodríguez.
Fotos cortesía de Reinier Olivera Rodríguez.

Manzanillo. Septiembre 22.- A trece kilómetros del bullicio de esta ciudad costera, el Parque Museo Nacional La Demajagua se erige desafiante ante el paso del tiempo. Este sitio es la cuna de la nación cubana, donde el 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes dio el grito de libertad e inició las luchas independentistas.

Hoy, lejos de ser solo un relicario del pasado, el Altar Sagrado de la Patria, mantiene una vitalidad constante como espacio de aprendizaje y reflexión.

Reinier Olivera Rodríguez, director de la institución, explicó que «actualmente el Museo recibe visitas guiadas de estudiantes, trabajadores de empresas y entidades del territorio que se acercan para conocer más sobre nuestra Historia Patria. El centro está abierto al público todos los días, en dos turnos, uno es de ocho de la mañana a doce del mediodía y el otro desde la una de la tarde hasta las cuatro».

Más allá de la operatividad del sitio histórico, Olivera Rodríguez argumentó con vehemencia sobre la profunda importancia de mantener el contacto con la historia en el contexto actual. Frente a las dificultades y problemas que atraviesa el país, el director asegura que sitios como La Demajagua actúan como un antídoto esencial contra el desaliento.

Fotos cortesía de Reinier Olivera Rodríguez.

«En medio de las complejidades cotidianas, recorrer estos espacios nos recuerda que la nación cubana se forjó en circunstancias infinitamente más adversas. La decisión de Céspedes y aquellos patriotas no se basó en condiciones favorables, sino en un ideal inquebrantable de libertad y soberanía», subrayó.

Para él, cada visita es una lección de resiliencia, se enfoca en que el estudiante o trabajador comprenda el sentido de pertenencia y la convicción de que los pueblos unidos pueden superar los obstáculos más grandes. «La historia no es un escape, es una fuente de fortaleza para interpretar el presente y construir el futuro», afirmó.

De este modo, La Demajagua sigue siendo, 157 años después, un punto de encuentro indispensable para todos los cubanos, donde no solo se preserva nuestra memoria histórica, sino que ofrece claves para encontrar la fuerza moral para enfrentar los desafíos de hoy.

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