La infertilidad no define a nadie

Foto: Roberto Mesa
Foto: Roberto Mesa


La celebración cada 4 de junio del Día Mundial de la Fertilidad, se convierte en el orbe en una fecha para visibilizar una realidad que afecta a una de cada seis parejas en edad reproductiva, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A pesar de su frecuencia, la infertilidad sigue siendo un tema tabú, oculto tras un velo de silencio por vergüenza, desconocimiento o miedo al juicio social.

Mientras la sociedad celebra la maternidad y paternidad como hitos naturales, quienes enfrentan dificultades para concebir suelen cargar en soledad con un duelo invisible, marcado por preguntas incómodas y presiones familiares.

La infertilidad no discrimina, afecta a hombres y mujeres por igual, y sus causas pueden ser médicas, ambientales o incluso desconocidas. Sin embargo, persisten mitos dañinos que estigmatizan a quienes la padecen, como la idea de que es «un problema de mujeres» o que se resuelve «con relajación»
Estos prejuicios, sumados a la falta de información, retrasan la búsqueda de ayuda profesional y profundizan el aislamiento emocional.

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Es urgente normalizar la conversación sobre fertilidad y exigir políticas públicas que garanticen acceso a diagnósticos y tratamientos oportunos. La educación es clave pues desde las escuelas hasta los consultorios, se debe informar sobre salud reproductiva sin tabúes.

Este día no solo busca crear conciencia; es un llamado a reemplazar el estigma por empatía. La infertilidad no define a nadie, pero cómo la sociedad la aborda sí define nuestra humanidad.

Avanzar hacia un futuro donde la fertilidad se hable con naturalidad y se atienda con derechos es el mejor homenaje a quienes, hoy, luchan en silencio por formar una familia. La ciencia tiene soluciones, pero primero debemos romper el silencio.

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