La magia de la radio

Emisora manzanillera llevando la magia radial por más de ocho décadas // Foto Marlene Herrera

Hacer radio es tejer historia con el hilo invisible de las voces que, entrelazadas armónicamente con la sonoridad y ritmo de la música y el silencio, vuelven indisolubles cada puntada emitida a través del éter, y contrario a perderse en lo efímero, crece, se fortifica, persiste en el corazón de un pueblo al que acompaña ya por 96 largos años.

Cuántas gargantas deseosas de decir, cuántas han escoltado ya durante las 24 horas del día a los hombres y mujeres que prenden su radiorreceptor en busca de una guía sonora, de quienes con amor y profesionalidad informan, educan, instruyen, hacen de la magia de la radiodifusión una amiga y compañera perenne.

Ella, la radio, invento cristalizado por una serie de creaciones de hombres como Faraday, Maxwell, Hertz, Marconi, Lee de Forest y Conrad, creador del término radiodifusión, nació en la Isla un día como hoy de 1922, desde la vocación e iniciativa de un músico que llevaba en la sangre el espíritu y la voluntad de los cubanos de marchar a la vanguardia en cada ámbito.

Aquella invención de Luis Casas Romero, creador del género musical criolla, entonces teniente y subdirector de la Banda del Estado Mayor del Ejército, permitió que desde su emerger a través de las ondas hertzianas como Broadcasting, con las siglas 2LC, un día como hoy, se apegara como herencia a la piel de quienes la siente y viven como propia, de quienes la escuchan, de los fieles radialistas y oyentes apasionados.

Detrás de los micrófonos sus hombres y mujeres construyen una realidad sonora que enriquece la obra de la nación, que indica los caminos a seguir desde el consejo sano y oportuno, que halaga a los protagonistas de toda Cuba, y hacen realidad el precepto de que la radio cubana es sonido para ver.

Tomás Ernesto Martínez Robles, Premio Nacional de Radio 2018 // Foto Marlene Herrera
Tomás Ernesto Martínez Robles, Premio Nacional de Radio 2018 // Foto Marlene Herrera

De mil maneras, pero siempre con el corazón, los hombres y mujeres tras los micrófonos hilan con fibras acústicas una identidad, una tradición, y muchos ganan el mérito de formar parte de la vida de cubanos y cubanas que duermen incluso en la sintonía a las emisoras y canales radiofónicos.

Por ello, a todos y todas los realizadores de la radio cubana la felicitación, en especial a los cinco prestigiosos profesionales que hoy reciben el máximo galardón que otorga el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), el Premio Nacional de Radio 2018, incluido entre ellos el manzanillero Tomás Ernesto Martínez Robles.

Tal como él dice «la radio no desaparecerá nunca, porque su magia no la tiene ningún medio de comunicación, y nada es comparable con ese encanto que absorbe, atrapa, que deja huellas».

Nota: Publicado en 2018