Manzanillo. Noviembre 24.- La radio en Manzanillo nació como un murmullo que se hizo canto, como un eco que encontró su casa en el corazón de la ciudad. Desde aquel lejano 1932, su voz ha sido faro en la tormenta, compañía en la madrugada y escuela de generaciones, 93 años después, sigue latiendo como un río de palabras que atraviesa la vida cotidiana, llevando noticias, cultura y esperanza a cada rincón, desde 1972 como Radio Granma.
En esta celebración, las voces de quienes la sostienen se entrelazan como un coro que reafirma su vigencia, Orestes Milanés Leyva, director de esta casa radial, la contempla como la misma radio que surgió, comprometida con su gente y con la vida política, económica y social del territorio, pero consciente de los retos extraordinarios de un mundo saturado de información y desinformación.

“Yo veo la radio en estos tiempos como la misma radio que surgió, comprometida con su gente; bajo la lupa de una guerra cultural que se nos hace día a día, minuto a minuto, tenemos que tratar por todos los medios de seguir haciendo las cosas mucho mejores, 93 años se dice fácil y ha pasado el tiempo y yo creo que se impone también la memoria y el recuerdo, hacer las cosas mejores, proponernos eso y creo que tratar de que la gente sienta una satisfacción con las cosas que hacemos”.
La voz de Martha Coralina Ramos Jimenes, jefa de programación e información, recuerda que la radio ha enfrentado múltiples retos, entre ellos el energético, y que incluso con un grupo electrógeno sin combustible se ha priorizado lo esencial, la información.

“A pesar de todas las dificultades que enfrentamos diariamente para hacer una producción radial, la radio ha enfrentado múltiples retos, hemos priorizado los programas informativos, por ser estos los que más demandan la audiencia y los que más necesitan los oyentes también, la información primero.
Felicitar a todos los radialistas porque, de una manera u otra, han demostrado que se entregan con profesionalidad a su trabajo, felicitarlos en estos 93 años, a los que ya llevan mucho tiempo aquí, que sirven de maestros, de guías a las jóvenes generaciones y esto lo hemos visto demostrado incluso en eventos como huracanes, sin que la radio deje de producir; felicidades a todos y también a nuestros oyentes, que son nuestra razón de ser”.
El reconocido locutor, escritor y director de programas Héctor Reyna Matos aporta una mirada entrañable y poética: “La radio realmente es la vida misma. Es la vida a través de ese aparatico que todo el mundo sigue, que todo el mundo extraña; hay quien dijo en algún momento que la radio iba a desaparecer, dada las nuevas tecnologías, yo pienso que no, al contrario y día a día lo demuestra; donde no está la televisión, la radio está y por tanto y demás, pues, a ella le entregamos la vida misma también.
¿Qué ha significado en la vida de Héctor?
Una escuela, una escuela y formación ¿Cómo no? Esto educa muchísimo este medio, es una cosa interactiva y recíproca; emseñas y te enseñan también y aprendes muchísimo”.
En el coro de voces que celebran este aniversario, se suma la experiencia de Andrés Aranda, sonidista, quien encontró en la radio no solo un oficio, sino un destino, “entré muy joven en 1988 y me atrapó, la radio es mi vida, no sé hacer otra cosa que vivir en ella”. Su testimonio resume la entrega silenciosa de quienes, desde la técnica, sostienen cada transmisión y convierten el sonido en emoción.

Rubiel Sánchez, locutor, lo dice con la certeza de quien sabe que la radio es insustituible, “la radio es información, enseñanza, acompañamiento las 24 horas, este medio de comunicación llegó para quedarse y es insustituible”.
Yosvani Mendoza, sonidista, añade un matiz íntimo y generacional, “la radio es mi segunda casa, estoy aquí desde que tenía 15 años, crecí aprendiendo de grandes artistas como Tony Sánchez, Rolando de la Cruz, me queda seguir trabajando para honrar a esos grandes que dejaron su legado en la radio manzanillera”. Su voz revela cómo la radio se convierte en hogar, escuela y compromiso, donde cada generación hereda la pasión y la responsabilidad de mantener viva la tradición.
Noventa y tres años después, la radio en Manzanillo no es solo un medio, es un latido compartido, una memoria que se renueva cada día, un puente que une generaciones y acompaña silenciosamente la vida de la ciudad. Es la voz que informa, la escuela que forma, la casa que acoge, la compañía insustituible que nunca abandona.
Cada palabra transmitida es herencia y compromiso; cada sonido, un homenaje a quienes la fundaron y a quienes la sostienen hoy con entrega y pasión. La radio manzanillera es resistencia y ternura, es verdad y esperanza, es el eco que se multiplica en las calles, en los hogares, en los corazones.
Y así, como un río que nunca se detiene, seguirá fluyendo su voz, melodiosa, firme, cercana; porque la radio en Manzanillo no se apaga, no se rinde, no se olvida, es vida, y seguirá siendo vida mientras exista un oyente que la busque, un radialista que la defienda y un pueblo que la sienta como suya.


