Lactancia Materna: una herramienta para la salud integral

Imagen ilustrativa
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La lactancia materna es más que un método de alimentación: es un acto terapéutico con beneficios científicos comprobados para madre-hijo.
La doctora Angelina Almeida, Especialista de primer grado en Pediatría y Máster en atención integral al niño, lo define como “una intervención natural que salva vidas y optimiza el potencial humano desde los primeros minutos de existencia”.
«La leche materna es un fluido dinámico que se adapta a las necesidades del lactante. El calostro, por ejemplo, contiene inmunoglobulinas que revisten el sistema digestivo y respiratorio, bloqueando patógenos. Reduce en un 72% el riesgo de muerte por diarrea y en un 57% las infecciones respiratorias agudas”, precisa la Dra. Almeida. Además, su composición incluye células madre y oligosacáridos que promueven la formación de una microbiota intestinal saludable, clave para la digestión y la prevención de alergias.
«Los ácidos grasos de cadena larga y las hormonas tiroideas presentes en la leche materna estimulan la mielinización de las neuronas. Estudios revelan que los niños amamantados tienen, en promedio, un coeficiente intelectual 3,5 puntos mayor. A largo plazo, esto se traduce en menor incidencia de trastornos del aprendizaje. También regula la expresión genética vinculada al metabolismo, disminuyendo un 26% el riesgo de obesidad infantil y un 35% la diabetes tipo 2”, agrega la especialista.
La succión del bebé desencadena la liberación de oxitocina, que no solo contrae el útero reduciendo el sangrado postparto, sino que también equilibra los niveles de cortisol, mitigando el estrés. “Las mujeres que lactan tienen un 28% menos riesgo de cáncer de mama y un 21% menos de ovario, incluso décadas después del parto”, explica la Dra Almeida. Además, la lactancia consume hasta 500 calorías diarias, contribuyendo a una pérdida de peso gradual y sostenible.
La lactancia actúa como programador metabólico: los niños amamantados muestran patrones más estables de presión arterial y colesterol en la adultez.
«Para las madres, cada 12 meses de lactancia acumulada reduce un 4,3% el riesgo de desarrollar hipertensión. A nivel emocional, la liberación de prolactina y endorfinas durante la lactancia fortalece la resiliencia materna frente al agotamiento y la ansiedad. Es un circuito de retroalimentación positiva: el contacto piel con piel eleva los niveles de serotonina en ambos”, detalla el pediatra.
La evidencia más contundente, según el Dra. Alemida, es el impacto transgeneracional: “Las hijas de mujeres que lactaron tienen mayor probabilidad de amamantar, perpetuando un ciclo de salud. Además, la leche materna transmite información inmunológica actualizada, como respuesta a virus circulantes, lo que la convierte en un fármaco inteligente que evoluciona con las necesidades globales».
Al enfocarse exclusivamente en sus beneficios biológicos y emocionales, vemos que es un factor clave para garantizar la salud integral de las personas.
“No hay tecnología ni fórmula que iguale este regalo de la naturaleza para la vida”, concluyó la experta.

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