‘Lula es la voz de la resistencia y carga el estandarte de la lucha democrática. Incluso preso, es el mayor enemigo del neofascismo que nos amenaza’, indica Rousseff.
Asegura que el exdirigente obrero, preso desde el 7 de abril de 2018 por supuestos actios de corrupción, le mostró al pueblo brasileño, en cada gesto suyo, el cual se tornó público, ‘que es posible resistir incluso en las peores condiciones’.
Su fuerza moral nos fortalece, su garra nos anima, su integridad nos hace luchar por su libertad, que representa también las libertades democráticas de todos los brasileños, reitera la exgobernante, quien subraya que ‘Lula está del lado correcto de la historia’.
En su comentario de fondo, Roussef denuncia que ‘hace tres años la Cámara de Diputados, comandada por un diputado condenado por corrupción, aprobó la apertura de un proceso de impeachment (proceso de destitución) contra mí, sin que hubiera un crimen de responsabilidad que justificara tal decisión’.
Refiere que aquella votación en sesión plenaria fue uno de los momentos más infames de la historia brasileña. Avergonzó a Brasil ante sí y el mundo.
Detalla que ‘el principal objetivo del golpe fue la adecuación de Brasil a la agenda neoliberal que, en cuatro elecciones presidenciales había sido derrotada en las urnas’.
El efecto colateral de esta trama, añade, ‘fue la destrucción de los partidos de centro y de centro derecha, que se sometieron a la tentación golpista. Fue lo que permitió la limpieza del terreno partidario tan necesaria para hacer crecer con fuerza a la ultraderecha bolsonarista (Jair Bolsonaro) como una planta solitaria en las elecciones de 2018’.
Sin embargo, subraya Rousseff, ‘el arma final y decisiva fue la condena, la prisión y la interdicción de la postulación de Lula a la presidencia a fin de garantizar la elección de Bolsonaro. La ida del juez Sergio Moro al Ministerio de Justicia es la constrictiva prueba de ese dispositivo’.
Por ello, lo que ocurrió hace tres años explica y es la causa de lo que está pasando hoy, puntualiza.