Manuel Piti Fajardo: médico, maestro y soldado

Piti, como llamaban a Manuel Fajardo Rivero nació un día como el de hoy en el año 1930 en la región oriental de Manzanillo.


Fue médico y combatiente. Supo llevar muy bien ambas profesiones a las que dedicó su corta vida.

También disfrutaba nadar, jugar voleibol y pelota. Hombre alto, esbelto y fuerte con una gran resistencia física.
Su vocación por la medicina, heredada de su madre Francisca Rivero, la primera mujer directora de un hospital en Cuba lo llevo a cursar estudios en la Universidad de La Habana.

Una vez terminados los estudios con resultados excelentes ocupa una plaza de cirujano en el hospital de emergencias de La Habana.

Luego regresa a Manzanillo y comienza a laborar en la clínica La Caridad, dirigida por el doctor René Vallejo, allí trabajaba su madre.

Entre ambos hay afinidad de pensamientos y se involucra en actividades clandestinas.

De aquí salen medicinas y recursos para el Ejército Rebelde y en muchas ocasiones se atendió a los heridos en los combates.

Poco a poco se consolida la amistad entre Piti y el doctor Vallejo. Ante la sospecha del dictador Fulgencio Batista y sus seguidores la clínica es asaltada. Vallejo es hecho prision.

Una vez puesto en libertad el Movimiento 26 de Julio de cual eran miembros decide enviarlos a la Sierra Maestra.

Es aquí donde Piti comienza a simultanear sus funciones de médico con las de combatiente.

Su destreza y valentía hicieron que fuera nombrado por Fidel Castro responsable de arsenal de guerra y de contabilidad de equipos.

Participó en los combates de Santo Domingo, Providencia, Cuatro Caminos, Las Mercedes, Cerro Pelado, El Jigüe, Veguitas, El Meriño y El Salto.

“Llegó de médico y cuando lo conocí ya era un guerrero más. Curaba y luchaba al mismo tiempo…”

Así dijo Carlos Rafael Rodríguez sobre la incorporación de Piti al Ejército Rebelde.

Al triunfar la Revolución cubana regresa a Manzanillo con los grados de capitán.

Es destinado a dirigir el Hospital Civil de Manzanillo y luego el Hospital Militar de Santiago de Cuba.

Tiempo después vuelve a la Sierra Maestra, esta vez con el fin de capturar la banda del traidor Beatón.

En noviembre de 1960 fue nombrado jefe de Operaciones en la zona del macizo montañoso del Escambray, en la Lucha Contra Bandidos con la encomienda de limpiar el área de elementos contrarrevolucionarios que pagados por los Estados Unidos sembraban la muerte y el terror en la población.

Un cerco tendido contra un grupo de contrarrevolucionarios es su última misión. Marchaba al frente de sus hombres.

Es herido y muere en el lugar.
Este mismo día escribía la última carta a su madre con quien tenía una especial relación, en ella le decía que todo estaba en calma. Indagaba sobre la salud de la tía Pancha y de la operación de Sofía.

También habló con su esposa y se enorgulleció de sus hijas.

El Comandante de la Revolución Fidel Castro en la despedida de duelo, expresó:

“Fajardo cumplió su deber, lo cumplió en la guerra como médico y soldado, lo cumplió en la paz y en el corazón de los primeros 500 niños de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos.

El nombre de Manuel Piti Fajardo Rivero será siempre recordado como lo que fue: médico, maestro y soldado, un revolucionario consecuente con su profesión y sus ideas políticas.

Piti pasó a la historia como ejemplo de un buen ser humano y demostró que consagrarse a la causa de la Revolución es contribuir allí donde se es más útil.