Mundial de Voleibol: Derrota ante Japón deja a Cuba a la espera de un milagro posible

Cuba no supo leer el juego japonés // Foto: Volleyball World.

Sobre la cancha Japón lució el mismo juego ordenado, milimétrico, estudioso del rival que lo ha hecho avanzar en el contexto del voleibol mundial. Del otro lado de la net, un equipo cubano necesitado también de la victoria en al menos dos sets para respirar más tranquilo no pudo interpretar las esencias del rival y apeló más a la fuerza que a las correcciones en el momento justo.

El resultado final fue un claro 3-1 para los asiáticos y ahora toca esperar al cierre de la clasificación en el Campeonato Mundial de Voleibol para saber el futuro de la selección antilana.

El primer set anticipó las claves de un juego nipón prácticamente indescifrable para el conjunto cubano. Japón mostró una excepcional defensa de campo y una distribución rápida de los pases que dejó en apenas un bloqueo efectivo a los antillanos.

Junto a ello, solo un punto por saque y escasas diez unidades en ataque se unieron para definir el parcial en un 25-18 donde los cuatro tantos del opuesto Jesús Herrera significaron la cota más alta de los caribeños.

En el siguiente parcial Cuba se organizó mejor sobre la cancha y dominó por 25-21, colgados otra vez del poder de ataque de Herrera —7 unidades— y de una más eficiente repartición del balón que dejó a Mergarejo y Simón con cuatro unidades.

Sin embargo, continuó ausente el aporte de un bloqueo criollo que no consiguió detener ni una vez el ataque rival, mientras un aspecto tan vital en este partido como el saque solo consiguió par de aces pero falló ocho veces.

El ataque cubano tuvo números bajos. Foto: Volleyball World.

Más allá de las estadísticas, durante todo el partido Japón aplicó casi a la perfección los fundamentos del voleibol moderno: agredió con un servicio unas veces colocado y otra en suspensión, varió la velocidad del pase y desaprovechó pocas oportunidades surgidas de la descoordinación cubana y los problemas en defensa y recibo que condicionaron una discreta organización del juego.

Así sucedió sobre todo durante el tercer set, marcado por la casi perfección de Japón con solo tres errores no forzados. En definitiva el parcial terminó 25-15, con un equipo antillano descolocado y con poca capacidad de modificar su sistema para adaptarse el riguroso juego asiático, mientras no logró definir puntos tanto en el complejo uno como en las pocas opciones que dieron los nipones de contraatacar.

El cuarto y definitivo set representó otro capítulo de la misma historia, a pesar de una ligera superioridad cubana en bloqueo y servicio conseguida sobre todo en los primeros compases del set. De la mitad en adelante otra vez llegó el descontrol criollo y el ajuste japonés frente a la inmovilidad cubana para llevar a un decisivo 25-19 a favor de los asiáticos.

En sentido general Japón dominó el ataque y el bloqueo, mientras Cuba consiguió cinco puntos en servicio por tres sus rivales. De manera individual, Jesús Herrera fue el mejor anotador del partido con 20 unidades, pero por su equipo apenas Simón (11) llegó a dobles dígitos.

Mientras, esta vez solo Robertlandy Simón pasó del 50 por ciento de efectividad en el ataque, una nota muy preocupante para un equip que depende de su potencia para suplir otras deficiencias. Mientras, ninguno de los auxiliares llegó apenas al 40 por ciento y tanto en defensa de campo como en recepción los mejores números apenas llegaron al 50 por ciento.

El servicio cubano agredió poco. Foto: Volleyball World.

Esos números son reflejo de las verdaderas claves de la derrota cubana: la poca variación del sistema de juego, la nula capacidad de definir puntos claves, la descoordinación frente a un rival que deja pocos espacios para la improvisación y la excesiva cantidad de 38 errores no forzados de los antillanos.

Ya se sabía de las cualidades de Japón en recibo y defensa de campo, así como en un pase perfectamente capaz de burlar el bloqueo. Sin embargo, durante casi todo el partido Cuba pareció olvidarlo.

Por su parte, con un recibo marcado por problemas fue prácticamente imposible ordenar lo suficientemente bien el buen poder de ataque caribeño. Pero así como su rival supo encontrar las brechas antes y durante el partido, el conjunto criollo llegó a la cancha para jugar igual desde el inicio hasta el final.

En definitiva Cuba termina la fase de clasificación en el tercer lugar del grupo con cuatro unidades. Ahora debe esperar por el desenlace del resto de los partidos de hoy y mañana para conocer si consigue una clasificación que parece posible, gracias sobre todo a ese punto arrancado a Brasil en su derrota de 2-3.

Sin embargo, de cara al ordenamiento para la siguiente ronda la selección debe terminar entre los puestos 15º y 16º, una ubicación que les dejaría de rivales a Eslovenia o al poderosísimo Polonia para los cruces de muerte súbita. Cuba tuvo en sus manos cambiar esa historia y no lo logró. Ahora solo resta esperar y sobre todo enmendar los errores objetivos y subjetivos si se aspira a ir más allá.