Museos: historia y comunidad.

Foto: Samantha Cabrera
Foto: Samantha Cabrera

El Día Internacional de los Museos no solo celebra la existencia de estos espacios, sino que subraya su rol como ejes de la identidad local.

Los museos municipales emergen como trincheras de resistencia, preservando la memoria colectiva de pueblos y ciudades. En Manzanillo, un municipio que encapsula siglos de luchas independentistas y revolucionarias, es un ejemplo de cómo estos centros no solo conservan objetos, sino que custodian el alma de una comunidad. 

Los museos son espejos que reflejan su historia íntima, aquella que no aparece en los libros nacionales pero que define su carácter, cada exponente restaurado permite a las nuevas generaciones rescatar tradiciones, dialectos y gestas locales, evitan que las raíces culturales se marchiten bajo el peso del olvido. 

La importancia de estos trasciende lo simbólico, pero su valor más profundo radica en su capacidad para unir a la gente. Las donaciones de objetos familiares: una medalla, una foto, un diario, convierten a los vecinos en protagonistas de su propia narrativa.

La Ley No. 23 de Creación de Museos Municipales, aprobada en 1978, reconoció algo vital: la cultura no es un privilegio urbano. Al descentralizar la gestión patrimonial, Cuba democratizó el acceso a la historia, llevándola a pueblos remotos donde los archivos nacionales parecen distantes. Manzanillo, con su museo pionero, demostró que incluso un municipio humilde puede ser custodio de reliquias nacionales.

 Los museos de Manzanillo han demostrado que no son templos para adorar el pasado, sino altares donde se reaviva, cada día, el fuego de la identidad. En sus salas, la historia no es polvo acumulado: es semilla. Y al regarla con la participación popular, se asegura que florezca en conciencia, orgullo y acción.

Como bien advirtió José Martí, “Para estudiar las posibilidades de la vida futura de los hombres, es necesario dominar el conocimiento de las realidades de su vida pasada”, en Manzanillo, ese conocimiento no solo se domina: se vive, se comparte y se defiende.

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