No es con llanto que se dice adiós a un hombre ejemplar

Daniel Rodríguez // Foto Denia Fleitas

La ciudad de Manzanillo, que lo vio nacer el 11 de mayo de 1938, y donde para orgullo más de una vez repetido por él, vivió siempre y justo en la misma casa sita en Calle Martí número 143 entre Aguilera y Concepción, siente hoy la partida de Daniel Rodríguez Verdecia, Danielito, su fiel hijo.

Las manecillas del implacable se detuvieron esta jornada del 8 de febrero de 2020 a las seis y treinta de la mañana para dejar notificada la noticia de dolor inmenso y desgarrador a familiares, amigos en especial a su adorada Yeny, que Danielito falleció, a causa de un infarto. Transitaba el curso de sus 81 años.

Pero detrás de ese habitual procedimiento médico de orientar la mirada hacia el reloj cuando un ser humano cierra los ojos para siempre a la luz, queda palpitando esa vida perteneciente al cuerpo que inerte yace, en cientos y miles de otros que llevarán dentro de sí su obra y sus ideas.

Y es ese el legado que mantendrá vivo a quien desde muy joven y sin otro interés que no fuera el deber patrio, prefirió aliarse a los pobres y necesitados, dejando a un lado la opulencia y la cuna de oro donde fue recibido al nacer.

Entonces y desoyendo respetablemente los consejos de sus padres que amaban entrañablemente a su único hijo, escogió a amigos con progresistas ideas revolucionarias y fue bebiendo la savia inigualable de servir a la sufrida Patria de entonces. Así lo vemos junto a jóvenes de la valía de Machadito, convertirse en luchador de la clandestinidad y arriesgar su vida por la causa de la libertad de Cuba.

Tras el enero victorioso de 1959 Daniel Rodríguez Verdecia desempeñó muchos cargos de dirección no solo en su Manzanillo natal, sino a nivel regional, provincial y a instancia nacional, como Diputado al Parlamento.

Fue Director de acopio en la región del Guacanayabo, fundador de los órganos del Poder Popular en la Ciudad del Golfo y presidente de la Asamblea Municipal en varios mandatos.

El partido, máximo órgano de dirección de la sociedad cubana, tuvo también en él, a su primer secretario en el territorio.

Aún con la precariedad de su salud, había sufrido 11 operaciones, una de ellas a corazón abierto y haber sobrevivido a un primer infarto durante visita a la República Popular China, Danielito siguió guerreando y sentía el orgullo apasionado de caminar, aunque ya con pasos lerdos, por las calles de su querida ciudad de Manzanillo.

El último abrazo que nos dimos, no sin antes recibirme con su acostumbrado “llegó el cuarto poder”, fue el 22 de enero en el acto por el aniversario 72 del asesinato de Jesús Menéndez.

Y cumplió su compromiso de honor de no jubilarse jamás, porque al experimentar el infarto que le arrancó la vida, abordaba el auto del actual presidente del Poder Popular en Manzanillo, justo en los frentes de su casa, pues partirían a cumplir misión de trabajo.

A las diez y treinta de la mañana de este domingo, serán despedidos sus restos en el Centro de Combatientes, como merece un manzanillero de su talla, pero Danielito seguirá eternamente vivo en la gente linda que le ama, en cada calle, esquina, edificaciones e instituciones.

No es con llanto que se dice adiós a un hombre ejemplar que como Daniel Rodríguez Verdecia puso al servicio de la Revolución sus virtudes a través del noble DON de orador y vasto conocedor de nuestra historia, reciba entonces respetable señor nuestro agradecimiento y un Hasta siempre.

Durante el acto del 22 de enero del 2020, aniversario 72 del asesinato de Jesús Menéndez Larrondo // Foto Denia Fleitas
Durante el acto del 22 de enero del 2020, aniversario 72 del asesinato de Jesús Menéndez Larrondo // Foto Denia Fleitas