Manzanillo. Diciembre 9.– La leyenda, como todas las grandes, comenzó en un espacio íntimo, casi secreto. No en un gran teatro, sino en el seno acogedor de dos casas de este puerto: la de Wilfredo Naranjo (padre) y la de Jesús Armesto.
Allí, entre el entusiasmo, un puñado de estudiantes de la secundaria básica Bartolomé Masó y jóvenes trabajadores guiados por la visión de Juvencio Guerrero, empezaron a sembrar, sin saberlo, una semilla musical que hoy, 62 años después, es un árbol de la cultura cubana.
Eran, simplemente, Los Traviesos, su primer escenario móvil fue una guagüita que los llevaba a tocar donde fuera, el vehículo de un sueño en movimiento.
Pero fue un viaje a Santiago de Cuba, tras la partida del primer director, el que marcó el rumbo. Wilfredo Naranjo Gauthier, su hijo Wilfredo Pachi y José Pérez Varona (Chiqui), emprendieron una travesía de reclutamiento. De regreso, traían no solo nuevos músicos, sino el destino: el liderazgo de Pachi Naranjo, que se extendería por más de seis décadas.
La crónica oficial fecha el 21 de diciembre de 1963 como el bautizo de fuego. Por la tarde, en la escuela Masó, el agradecimiento fue un violín que se sumó a la formación, pero fue esa noche, en el ya desaparecido cabaret Costa Azul, donde el sonido tomó posesión del público.
No era solo una orquesta más, se autodenominaban Orquesta Típica, y con razón: fueron la primera Charanga Francesa fundada en Manzanillo y pioneras en Cuba en atreverse con la organeta y la guitarra eléctrica.
La historia de la Original se escribe con nombres propios, pero uno resuena con fuerza particular: Cándido Fabré. Su incorporación en 1983 fue una inyección de genialidad narrativa, convirtiendo el micrófono en un púlpito de la cotidianiedad cubana, llena de humor, doble sentido y una picardía oriental inconfundible.
Temas como El cinturón del taxi o Córranse ahí caballero trascendieron la pista de baile para convertirse en frases del habla popular y en himnos de la cubanía hecha son. Su legado es un arsenal de 17 CD, coronado por dos Discos de Plata de la EGREM, testimonios físicos de una era dorada.
Fueron la primera agrupación manzanillera en salir de Cuba, iniciando en Panamá en 1978 una hoja de ruta que los llevó a más de 15 países, desde el frío de la Unión Soviética hasta el calor de África, y por los escenarios de Francia, España y México.
Hoy, a las puertas de sus 62 años, la Original vive quizás su capítulo más conmovedor: la transición generacional. Después de varios años dirigiendo con puño firme y corazón de charanguero, el Maestro Wilfredo Pachi Naranjo, Premio Nacional de Música 2011, no se ha ido ahora es el director honorífico.
La batuta activa está ahora en las manos de su hija, la tecladista Karelia Naranjo Alarcón, que bajo su dirección, una nueva generación de músicos y vocalistas ha entrado a la agrupación, oxigenando el formato pero jurando fidelidad al sonido esencial.
Este nuevo impulso ya se siente, en el Festival Varadero Josone y, recientemente, en el masivo Festival Salsa al Parque de Bogotá, demostraron que pueden reconquistar al público con el mismo fuelle de siempre.
La Orquesta Original de Manzanillo, la que empezó en aquella guagüita traqueteando por las calles de un pueblo pesquero, es ahora un vuelo constante y siguen llevando lo más autóctono de la sonoridad cubana a donde vayan.