Ortopedia y pediatría, razones de orgullo

Santiago Emilio Lavín Rodríguez, especialista de primer y segundo grado en Ortopedia y traumatología // Foto Denia Fleitas

Todas las profesiones demandan de quienes las ejercen la entrega y compromiso con hacer y hacer bien, pero el ejercicio del pediatra constituye una de las labores más especiales y trascendentes, en tanto sus saberes se conjugan en pos de esos seres que concentran en su pequeña estatura la esperanza del mundo.

Son los pediatras cubanos herederos de la tradición legada por el profesor Ángel Arturo Aballí Arellano, considerado el Padre de esta especialidad médica en la Isla, quien nació el 30 de septiembre de 1880, y dedicó sus años como doctor y maestro a defender los intereses de la nueva generación, el estado de salud de la niñez, con énfasis en su atención, bienestar y felicidad.

Si bien en esta fecha, en su honor, Cuba conmemora desde 2008 el Día del pediatra; quienes desde nuestros centros asistenciales hoy contribuyen a preservar la sonrisa de los niños y niñas de casa ganan el mérito por la defensa de la vida.

Entre los profesionales del Hospital Pediátrico Hermanos Cordové de la ciudad de Manzanillo trasciende el doctor Santiago Emilio Lavín Rodríguez, especialista de primer y segundo grado en Ortopedia y traumatología con 45 años de experiencia.

Su entrega y profesionalidad prestigian a la institución donde hace 36 años promueve la cura y pone fin al dolor. «El Hospital es mi segunda casa y el niño tiene una característica muy peculiar, lo que demora en solucionarse en un adulto, en un niño se resuelve más fácil; y también, por la particularidad de la Ortopedia y traumatología que es una, atendemos al ser humano desde que nace hasta su muerte».

«Es importante conocer el crecimiento y desarrollo del niño, que lo son en este caso hasta los 14 años, 11 meses y 29 días, ya cuando cumplen 15 pertenecen a la adultez».

El también profesor asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma inició su paso por el centro asistencial el primero de abril de 1974, y aunque se interrumpió por un lapso de tiempo, a su retorno se consagró a la atención de este grupo importante de la sociedad.

Durante el desempeño, asegura, » me he equivocado muchas veces, y me alegro, porque el que se equivoca y rectifica no vuelve a equivocarse, y el trabajar con los infantes me dio la oportunidad de ganar este año el Premio anual de Salud provincial con el tema de los dolores del crecimiento del niño sano».

«Las cuatro teorías que explican esto desde el punto de vista fisiológico, y que no vienen en ningún libro son: el ligamento que une el acetábulo de la cabeza del fémur en el niño, por el cual llega circulación pero al crecer se oblitera y se transforma en ligamento, ¿quién dice que ese cambio no da dolor?; segundo, la cápsula articular bien vascularizada que en el niño menor de ocho año mide de dos a 2.5 milímetros, constatado gracias a la patóloga y jubilada Nancy Banderas, y al estirarse pierde vascularización y sensibilidad, y pregunto yo ¿quién dice que ese proceso no duele?».

«Tercero, la actividad física que realice el niño o la niña, que al tener una carga puede sentir dolor en rodillas y piernas durante las noches; y por último, la práctica del deporte como fútbol y baloncesto, que forman parte de los programas escolares, y pueden provocar dolor en los miembros inferiores».

Su entrega y profesionalidad prestigian a la institución donde hace 36 años promueve la cura y pone fin al dolor // Foto Denia Fleitas
Su entrega y profesionalidad prestigian a la institución donde hace 36 años promueve la cura y pone fin al dolor // Foto Denia Fleitas
Su entrega y profesionalidad prestigian a la institución donde hace 36 años promueve la cura y pone fin al dolor // Foto Denia Fleitas
Su entrega y profesionalidad prestigian a la institución donde hace 36 años promueve la cura y pone fin al dolor // Foto Denia Fleitas

El dominio en profundidad de la especialidad y sus manos, experimentadas en la búsqueda de lesiones por medio del método clínico, en ofrecer una caricia o indicación que mitigue el dolor de los bisoños, han dejado huellas imborrables en pacientes de todo el oriente del país, «y a los que estoy presto a brindar atención porque es de donde nace la retroalimentación y el conocimiento».

Su ejemplo, sin lugar a dudas, ha inspirado a muchos a encontrar en esta materia su realización profesional, y por la necesidad de formar médicos comprometidos con elevar la calidad de vida de los pacientes cumple la labor instructiva, para dotar a las nuevas generaciones de las herramientas teórico-prácticas necesarias.

«Trabajar con niños no es fácil, valora- pero te enseña, y te permite nutrirte de esa singularidad que tienen, crecerte ante las lesiones y aún sin que puedan explicarte, encontrar el punto de partida para sanar y verlos sonreír, contagiarte con la alegría de ellos y de sus padres».

A casi 106 años de inaugurado el Hospital Pediátrico Hermanos Cordové de este ciudad, que se conmemoran el 10 de octubre, 36 de ellos como integrante del colectivo, los pasos de este ortopédico por sus predios preservan la firmeza del andar, tanto como el recuerdo de quienes junto a él fortalecieron este obra asistencial pediátrica como los doctores Romárico Arjona, Calafel, Beltrán, Argentina Martínez, Juan Izquierdo, Enrique Reuilfero, la enfermera Deisi Torres.

Con 71 años de edad, sigue allí, vistiendo cada día la bata blanca y la satisfacción del deber cumplido con la vida y con los niños, hombres y mujeres de ayer, hoy y mañana; irradiando la voluntad de acentuar desde su desempeño la grandeza y sensibilidad de la pediatría.

2 comentarios en “Ortopedia y pediatría, razones de orgullo

  1. Gracias profesor por compartísmos tantos conocimientos . La vida continuará deparándole mucha salud y éxitos en su vida diaria

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