
Manzanillo. Agosto 2.- Desde La Habana llegó un día a Manzanillo Cristóbal Gavilán Hernández, tras la decisión de su padre de radicarse en esta bella ciudad del Guacanayabo por compromisos de trabajo.
Corría la década de los años 60 del pasado siglo, y el joven con inquietudes por la pintura, se acerca entonces al taller de las Artes Plásticas de Manzanillo y comienza a desarrollar habilidades con la maestría del rotulista Raúl Llanes.
Comienza así la obra creadora del popular y carismático muralista, Gavilán, con cerca de cincuenta años de experiencia en el sublime oficio de la propaganda gráfica.

“Me gusta lo que he hecho. Desde 1972 me convertí en lo que hoy soy, muralista, rotulista, pintor y con un reconocimiento popular que me inspira, aún jubilado, a seguir aportando para esta ciudad que me acogió como un hijo más”, expresó.
Hombre de muchos amigos, de afable carácter y muy responsable con su profesión, Gavilán ostenta reconocimientos por los 20 y 25 años de trabajo en el Comité Municipal del Partido en el Departamento de Propaganda, medallas por Misión Internacionalista en Angola y múltiples Diplomas por su trabajo vinculado a la Empresa Pesquera de Granma (PESCAGRAM) y la de Calzado Onell Cañete.
“Siempre que me han llamado voy con muchos deseos de hacer”, enfatiza el creador. “Mi obra se ha podido apreciar en unas 14 vallas ubicadas en diferentes sitios de la ciudad, en la ambientación del Hospital Celia Sánchez Manduley, en la sede Municipal de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y una que me ha consagrado es el cuadro con la imagen de Celia que se exhibe en el salón de reuniones del gobierno en Manzanillo”. dijo
Actualmente Gavilán, trabaja en la ambientación de la principal vía de entrada a la ciudad y en otros proyectos del centro histórico manzanillero.
“Hasta que las posibilidades físicas y mentales me lo permitan estaré aquí, en mi tallercito aledaño a la Casa de Cultura, un lugar mágico donde tengo lo imprescindible para crear, donde recibo amigos cuya presencia no me impiden concentrarme, al contrario, contribuyen también a mi trabajo”.
A sus 73 años de vida Cristóbal Gavilán Hernández, muestra una vitalidad extraordinaria para continuar aportando a través de trazos y colores, con toda la energía y sensibilidad que demanda su profesión.