Pequeña ciudad brasileña llora por sus médicos cubanos

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Brasilia, 27 nov (PL) Los médicos brasileños no vendrán a una pequeña ciudad como Villa Boa, afirmó su secretario de Salud, Alessandro Marinho dos Anjos, quien lamenta hoy el cese de la participación de profesionales cubanos en el programa Más Médicos de Brasil.

 

‘Es necesario vivir aquí, trabajar 40 horas a la semana. Y no tenemos dinero para contratar. Las unidades van a cerrar’, dijo el funcionario a una edición del diario O Globo, el cual asegura que esa villa quedará sin médico tres días a la semana.

Dos Anjos ya planea el destino de las dos unidades de atención sanitaria de la familia: el cierre.

En el municipio del sureño estado de Goiás poco están esperanzados con la convocatoria abierta por el Ministerio de Salud para llenar las vacantes dejadas por los cubanos en Más Médicos.

El secretario cree que nadie va a querer vivir en Villa Boa, como históricamente ocurre, y los galenos son siempre de afuera, van y vuelven a sus ciudades.

El alcalde Felipe Santana no sabe de dónde va a sacar dinero si necesita pagar por más médicos. Ni siquiera sabe si encontrará profesionales.

Los médicos cubanos Carlos Alberto y Carlos Morales eran responsables de mil consultas por mes.

Por sus puestos de salud pasaban los habitantes del área urbana de Villa Boa, las familias de la zona rural, los que viven en dos distritos cercanos, residentes de más de 20 asentamientos de la región, las cuatro familias del Capão da Serra.

Muchos de esos lugares, principalmente los asentamientos, están oficialmente en otras ciudades, pero más cerca de Villa Boa. La población real de la región, teniendo en cuenta la demanda de salud pública, llega a 12 mil personas. Ahora es un universo de desasistidos.

Según el reportaje, Villa Boa tiene ahora un solo un médico brasileño, remunerado por el municipio para atender en el pequeño hospital de la ciudad del sábado a la mañana del miércoles.

La vida de María del Socorro y de otras tres familias es allí, en la cima de una sierra de difícil acceso. Estas personas casi nunca ven un médico. Si la situación se agrava, ellas descienden.

Por primera vez, un médico decidió subir los 15 kilómetros de camino que serpentean el Capão da Serra.

El cubano Carlos Alberto fue hasta la cima de la sierra para acompañar el embarazo de una de las hijas de María del Socorro, una adolescente de 17 años. La joven no hacía seguimiento prenatal. La familia entera consultó con el médico. El bebé nació hace tres meses.

Erondina Cardoso, de 56 años, es diabética e hipertensa. Se le amputaron dos dedos del pie izquierdo. Además, comenzó a tratar un cáncer en Goiânia, a 360 kilómetros de Villa Boa. El tratamiento de la diabetes lo recibía de los médicos cubanos.

‘Si se van de aquí, se acabó todo. Ellos (los médicos cubanos) hacen una diferencia enorme’, asegura Cardoso.

A mediados de este mes Cuba decidió no continuar en Más Médicos por los cuestionamientos y declaraciones despectivas del presidente electo, Jair Bolonaro, sobre los profesionales de la isla.

‘Los pueblos de Nuestra América y del resto del mundo conocen que siempre podrán contar con la vocación humanista y solidaria de nuestros profesionales’, señaló en una declaración el Ministerio de Salud Pública de la isla.

Como parte de Más Médicos, precisó la cartera sanitaria, en el último lustro cerca de 20 mil colaboradores cubanos atendieron a 113 millones 359 mil pacientes en unos tres mil 600 municipios, ‘llegando a cubrirse por ellos un universo de hasta 60 millones de brasileños’.

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