Las Coloradas, Granma, 2 dic (ACN) Ratificar el compromiso de preservar las conquistas de la Revolución, y demostrar la disposición de los cubanos a enfrentar los más difíciles desafíos en ese sentido, motivó a jóvenes destacados y representantes de diferentes sectores sociales a evocar hoy, en este enclave del municipio Niquero, el desembarco del yate Granma.
Uno de los jóvenes que protagonizó la rememoración del hecho histórico fue Carlos Alberto Castillo Mojena, instructor de arte de la especialidad de música, quien declaró a la Agencia Cubana de Noticias su deuda con aquellos 82 valientes que el 2 de diciembre de 1956 llegaron a territorio nacional para pelear por la redención definitiva de la Patria.
El también presidente de la brigada José Martí en la localidad de Yara refirió que siente gran orgullo por formar parte en tres ocasiones consecutivas de la tradicional ceremonia, las dos primeras como parte del elenco artístico, y en esta oportunidad interpretando a uno de los miembros del Movimiento 26 de Julio, agrupación revolucionaria liderada por Fidel Castro Ruz.
En representación de la mujer cubana vistió hoy como expedicionaria Lisandra Piñeiro Leyva, residente en la costera urbe de Manzanillo y profesora de Inglés en la Universidad de Granma, cuyas palabras confirmaron el apoyo de los jóvenes al Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, para afrontar cualquier provocación conducida desde los Estados Unidos.
Debemos mantenernos firmes ante las agresiones provenientes del imperio norteamericano, incluidas las mediáticas, y demostrar que podemos ganar en el campo de las ideas, agregó.
Dilberto González García, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia, recordó la máxima del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, cuando desde el exilio en México, a tres meses del heroico desembarco, ofrecía un adelanto de la guerra de liberación que estaba por iniciar, con su promesa: En 1956 seremos libres o mártires.
Los revolucionarios que hace 64 años arribaron a Cuba procedentes del puerto mexicano de Tuxpan enfrentaron una travesía azarosa, prevista para cinco días que finalmente se convirtieron en siete debido a fallas en el motor de la vieja embarcación, las inclemencias de un proceloso mar de invierno, y la caída accidental de un compañero al agua, a quien rescataron.
A pocos días de su llegada superarían un duro golpe en el sitio conocido como Alegría de Pío, y jornadas después avanzarían hacia el corazón de la Sierra Maestra, donde fundaron el glorioso Ejército Rebelde para pelear por la definitiva liberación de Cuba.
Por Daimara Pérez Suárez | Fotos: Armando Ernesto Contreras Tamayo