Manos a la obra dicen mientras cada cual va sobre el detalle de la estructura, una y otra vez repasada con el ojo clínico de la ciencia para que nada falle en su empeño de devolver la elegancia y vida a los elementos con valor patrimonial.
Conjugar el saber con el hacer no les basta, exhalan eso que desde lo profundo les convierte en artistas más allá de técnicas y metodologías: el anhelo de rescatar en cada obra la identidad y la belleza.
La decisión del país de dar oportunidad a los empresarios individuales fue la puerta para dar cauce a su hálito creador, y nació la microempresa Restauración Quesada, donde se compactaron en un propósito la vocación, la experiencia de trabajo entre los restauradores que reanimaron La Habana Vieja, y los deseos de resucitar la belleza oculta por el descuido y el tiempo.
«Influenciar e impactar a Manzanillo desde nuestra labor es el fin; aunque prefiero el concepto de una de mis maestras en esta especialidad de que la mejor restauración es la que no se hace, nos decidimos porque así devolveremos las piezas e inmuebles a su estado original, desde la experiencia que todo es salvable, nada se desecha, puede resucitarse y darle esplendor.
«Vamos a la restauración como lo que es, un arte que integra el oficio, la sensibilidad, el respeto, e implica tener sentimientos de amor por lo que vas a recuperar» – destaca el presidente de la microempresa, Alejandro David Quesada Vázquez, artista de la plástica con 16 años de graduado y restaurador por vocación.
Con antecedentes como la recuperación de las farolas del parque central Carlos Manuel de Céspedes, que datan del 1896, y la intervención en el inmueble que acoge el Hogar materno Rosa Elena Simeón, el equipo de 15 trabajadores ejecuta labores de albañilería, carpintería, orfebrería.
«Es rescatar la historia, aquellas cosas que son parte de un lugar, una nación; es salvar la identidad desde esta ciencia que nos impone estudiar, buscar los orígenes y componentes para hacer lo mejor, y en este caso para nosotros como manzanilleros esa es la base de la obra» señala el escultor Joan Manuel Leyva Montero, vicepresidente de la Mipyme.
Guiados por las nociones de quien conoce las raíces patrimoniales de esta porción cubana: José Antonio Matilla Vázquez, director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de Manzanillo, dan sus primeros pasos desde la constitución legal hace dos meses.
La arrancada en la vivienda sita en Merchán entre General Benítez y Caridad, por interés de su propietario, se lleva a la par con acciones en el Palacio de Pioneros Una flor para Celia.
«Estas parten desde la impermeabilización de la cubierta en exteriores, el enmacillado de los techos en interiores, la escalera al segundo nivel, acorde a la metodología y con las proporciones que lleva para que esté bien hecho, para que en el menor tiempo abra sus puertas a los escolares manzanilleros.
«Vamos a involucrarnos en mantenimientos constructivos como el del consultorio del Médico y enfermera de la familia de la comunidad de La Escondida de Calicito, que tendrán su impacto en la salud de los habitantes del lugar», comenta el presidente de la microempresa.
«Queremos en homenaje al aniversario 230 de Manzanillo, intencionar la culminación de los trabajos en las farolas del parque, faenas que sabemos repercuten en el espíritu de la población».
Sobrepuestos a la situación actual en relación con los materiales de construcción, como naciente empresa «tenemos que hacer gestiones, buscar nosotros mismos las coordinaciones para obtener los recursos necesarios para trabajar; por ejemplo tenemos enlaces con otras Mipymes que tienen facultades para importar y quizás en el futuro nos provean los materiales», apunta Yoan Manuel Leyva.
«En ello radica ese impulso al desarrollo al que se aspira con el protagonismo de los nuevos emprendedores -expone Alejandro David, que siendo proactivos logremos encadenar nuestras empresas y generar valores materiales, económicos y espirituales».
Aunque el propósito de restaurar los inmuebles, edificios, la arquitectura plural de Manzanillo, encuentra en el marco económico y presupuestario elementos que le aplazan, en los jóvenes empresarios permanece latente el ánimo de ver nuevamente esplendorosa la urbe local, hoy con un marcado deterioro del patrimonio edificado, cuyos estilos van desde el neoclasicismo, el Art Déco, el racionalismo, que hace predominar su eclecticismo.
«Defender ese legado que tenemos en la arquitectura, como esa glorieta, también permitiría salvar el potencial que tiene la ciudad para el desarrollo económico del país desde el turismo y en virtud de la satisfacción del manzanillero», dice Quesada Vázquez.
La visión de estos artistas emprendedores de salvar lo que nos distingue, de poner ciencia y arte al servicio de su ciudad, ennoblece la idea de restauración para el espacio que habitan, que también es salvar esencias.
Si esto lo hubieran permitido desde hace 60 años las cosas serían diferentes,pero los errores se pagan,espero mzllo resucite como el ave Fénix